Los canchaléruh del pueblo de Aceituna, los que tienen el corazón repartíu entre las comarcas del Valle del Alagón y Tierras de Granadilla, pueden tener a orgullo el haber mantenido, contra viento y marea, la fiesta de San Sebastián, perteneciente al Ciclo Festivo Invernal, de acuerdo con los patrones de las disciplinas que estudian la Cultura Tradicional-Popular de nuestras villas, lugares y aldeas.
En otros muchos pueblos, no solo de estas comarcas del norte cacereño, las fiestas invernales se fueron para no volver jamás y, con ellas, se marchitaron auténticas reliquias etnográficas, etnomusicológicas y antropológicas, perdiendo así estas localidades parte de sus raíces y de su identidad. No solo los festejos de San Sebastián, sino los de San Antón o San Vicente Mártir, Las Candelas, San Blas o Santa Águeda… se esfumaron con la arribada de una modernidad mal entendida a muchas poblaciones. Nadie se preocupó de mantenerlas vivas, ni los propios vecinos, ni las autoridades locales, ni las variopintas asociaciones, ni los quintos ni Perico el de los Palotes. O lo que fue aún peor, como ocurrió con los carnavales o antruejos, que desecharon el carnaval arcaico, con su carácter transgresor, popular, eminentemente ruralizado, espontáneo, desenfadado, arcaico y heterodoxo y optaron por imitar al de la gran ciudad. Los propios Ayuntamientos, AMPAS, asociaciones de mujeres y otros grupos fomentaron este urbanita y psicodélico festejo, que no tiene nada de carnaval, sino de acontecimiento eminentemente competitivo, donde las concejalías de festejos, haciendo gala de su ignorancia, otorgan premios al mejor disfraz o la mejor comparsa; concursos que van contra el propio espíritu carnavalesco.
Pero, en fin, hoy toca hablar de ese San Sebastián que los hijos del pueblo de Aceituna celebrarán a lo largo de los días 19, 20 y 21 del presente mes de enero. Días en que se producirá toda una catarsis popular, que espantará los fríos y las escarchas invernales y se tomarán alientos para encarar con gallardía lo que resta del invierno. El Ayuntamiento canchaleru, al frente del cual está el buen amigo Josafat Clemente Pérez, un profesor muy amante de las manifestaciones tradicionales de su pueblo, programa para el día 19 el XI Torneo de fútbol-sala Tito Antón, en el pabellón polideportivo municipal. Por la noche, para ir calentando motores, la gente podrá bailar y cantar en la carpa municipal, instalada en la plaza de La Libertad, en el concierto Tributo a Fito y Fitipaldi. Al día siguiente, que es el más altisonante, el tamborilero despertará a los vecinos a primeras horas de la mañana, desgranando los sones de su flauta y tamboril por los barrios del lugar. A eso de las 12,00 horas, las campanas del templo parroquial voltearán llamando a los fieles. Se iniciará la solemne procesión, en la que tendrá lugar el antiquísimo ritual de Echal la bandera, con toda la íntegra ceremonia que conlleva esta manifestación, conservada a lo largo de los siglos. Nada más terminar los actos religiosos, la Escuela de Tamborileros que tiene su sede en la alquería jurdana de El Mesegal, dirigida por Emiliano Jiménez Domínguez, Nanu, de la villa jurdana de El Casar de Palomero, marchará en formación por las rúas aceituniegas, parando en plazuelas y encrucijadas, en bares y allí donde se tercie, invitando al personal a marcarse una jota, un valseu corriu, una rohca del tálamu o un son asentau. Por la noche, después del mucho compadrear y comadrear y por si el personal no estuviese aún perniquebrado de tanto brincar bajo los sones de los tamborileros, se cerrará la jornada, a eso de las 22,00 horas, con los acordes de la orquesta Musical Resaca.
San Sebahtián el Chicu
El lunes, día 21, la procesión de la jornada que llaman de San Sebahtián el Chicu estará protagonizada por los chavales, que serán los encargados de echal la bandera. De esta manera, la tradición no se pierde y el rito secular continúa. A mantener tan antiquísimas manifestaciones culturales deben ayudar la consejería de Educación de la Junta de Extremadura y el profesorado de los institutos de Secundaria, adonde se trasladan diariamente los alumnos de muchos de nuestros pueblos. Si se ponen pegas y peros, como suelen hacer ciertos burócratas de la Junta y ciertos docentes (ellos me perdonen por la parte que me toca), más papistas todos ellos que el Papa, para que, en tan emblemáticos días, con la excusa de que son lectivos, los chavales acudan obligatoriamente a clase, estaremos coadyuvando a arruinar nuestra Cultura Tradicional. Más reflexión socioantropológica y sociofestiva y menos legalismo, burocratismo y normativismo. Ya lo decía el pedagogo suizo Jean-Jacques Rousseau: La fiesta conviene a los pueblos, pues desarrollan un sentido republicano de la vida, creando entre sus miembros agradables lazos de placer y felicidad, que los hace mantenerse unidos como comunidad. Las fiestas locales de nuestras villas, lugares y aldeas no tienen por qué coincidir con las locales de la población donde se ubica el instituto.
En esta mañana de San Sebahtián el Chicu, se entregarán las becas para los niños de 3-6 años, empadronados y escolarizados en Aceituna. El acto, como aquel otro de las Ayudas de Nacimiento (niños nacidos en el año 2018), tendrán lugar en la escuela infantil El Canchal. Por la tarde, para rematar las fiestas, la charanga Selena volverá a arrastrar a los vecinos al baile y a la parranda por todo el pueblo. Algunos sacarán tanta ración que ya irán aviados hasta las fiestas de Santa Marina, cuando lleguen los calores de julio.
Publicado el 14 de enero de 2019