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La vida de los demás

Afortunadamente, en Plasencia y en los ambientes -camperos o urbanos- que conozco de la región extremeña no suelo ver conductas violentas, ninguna, nada, comparado con lo que he visto en ciudades superpobladas y cómo no, en los medios políticos que aquí, en esta alegre, entretenida, educada y cultural guía del ocio virtual, ni se me ocurre comentar. Los adjetivos que he antepuesto para definir este sitio web son totalmente justificados, ya que en esta publicación digital solo se habla de festejos, de sabores y paladares, de obras creativas nacidas de placentinos, de paisajes, de costumbres y en general de todo aquello que alivia el espíritu de nativos y visitantes. Tiene su mérito -dado el ambiente nacional-­ entretener, culturizar al personal proporcionándole excelentes pasares para las inagotables jornadas de la vida.

Antes de que el movimiento de personas inunde las calles, los bares y las tiendas de lo que sea en el alegre estallido de la Navidad, me place pasear la vista entre la gente que camina o pasea alrededor de los lugares en los que uno se abastece de amistad, conversación, lectura y de alguna que otra infusión o caldo regional. En muchos lugares, las personas confunden la pena con el odio debido que les han llevado a un punto tal de perplejidad social que los sentimientos se les mixturan en una atroz pastiche de sabores acres para el alma. Escucho y mantengo paliques en los que la política no tiene presencia. Normalmente son diálogos placentinos donde no tienen cabida la chabacanería ni el mal gusto y donde nadie escupe las palabras; que son los ingredientes prescritos para conducir a las personas hacia la histeria, patología que no percibo en mi cotidiana vida placentina.

Aquí, en Plasencia, en Extremadura, uno nota que la vida de los demás importa. Además del cotilleo inherente a toda ciudad de provincia que se precie de tal, si la existencia de otro requiere ayuda se le da; si necesita cuidados se le procuran; si se le ve apagado o afligido se le aviva.

Esta conducta no es exclusiva del lugar y región donde uno vive, ya que la he advertido en otras tierras en las que permanecí, pero es innegable que sentirla aquí y ahora, en el invierno de la vida, es todo un gran privilegio.

Publicado el 26 de noviembre de 2018

Texto de Alfonso Trulls para su columna Impresiones de un foráneo

Acericos Plasencia Extremadura

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