
A finales de verano Extremadura es un escenario singular para disfrutar de la berrea: todo un espectáculo que nos ofrece la naturaleza y que tiene como protagonistas a los cérvidos.
Con la bajada de las temperaturas de principios de otoño y las primeras lluvias los ciervos entran en celo y los machos emiten un particular sonido gutural que inunda los montes y las dehesas extremeñas.
Observar en riguroso silencio
Escuchar (e incluso) ver la berrea es una actividad que requiere observar la naturaleza en silencio, con paciencia y sin prisas.
En el Parque Nacional de Monfragüe, su director, Ángel Rodríguez, recomienda disfrutar de este espectáculo sonoro en cualquier zona o mirador del parque, pero lo más aconsejable es buscar un rincón apartado y “escuchar a placer”.
Segunda quincena de septiembre
La berrea no tiene una fecha concreta en el calendario y depende siempre de la climatología, pero con toda seguridad en la segunda quincena del mes de septiembre escuchamos a los grandes ciervos llamando a las hembras.
Es una de las singularidades del apareamiento de los cérvidos: el berrido llama la atención de las hembras, ya que el macho es polígamo y pretende formar un gran harem. Los impresionantes sonidos guturales también tienen como objetivo advertir al resto de machos que se acercan a un territorio privado.
Al atardecer y al amanecer
La mejor hora para escuchar la berrea es al atardecer o también al amanecer. A partir de las 20.00 o 21.00 horas y el momento de mayor intensidad se vive durante la noche.
En Monfragüe se calcula que la población de ciervos ronda las 10.000 cabezas repartidas en las 50.000 hectáreas del entorno. Los animales entran y salen del perímetro del parque por lo que en los primeros días del otoño la berrea retumba en cualquier rincón.
Disfrutar de la berrea es sinónimo de observar y escuchar la naturaleza en el más riguroso silencio, para no molestar a los animales. Incluso, con un poco de suerte, podremos ver algunas escenas de cortejo.
Lugares para escuchar
En cualquier rincón de la región en el que exista una población de cérvidos escucharemos la berrea.
Sin lugar a dudas en cualquier punto del Parque Nacional de Monfragüe, pero también en rincones de la Sierra de San Pedro, la reserva de Cíjara, las comarcas de La Siberia, la Sierra de Gata, de Las Hurdes, Tierras de Granadilla o el Valle del Jerte.
También si nos damos un paseo por la Sierra de Tentudía o por el Geoparque Villuercas, Ibores, Jara. Un lugar especial también son Los Canchos de Ramiro
Publicado septiembre 2018