Después de una sustanciosa semana llena de competiciones deportivas, de rutas ciclistas organizadas por la asociación “Canchaleros Bikers”, conciertos de música, concursos de pesca, teatro a cargo de las amas de casa, disco-móviles y entrega de becas a los mejores expedientes académicos de los alumnos de Primaria, se correrá el telón de estas jornadas socioculturales el próximo y primer domingo de agosto, día 5, efemérides de San Venancio y Santa Afra.
La mañana de tal jornada agosteña abrirá sus puertas de par en par, a eso de las 10,00 horas, a un colorista y bullicioso mercado rural, donde, como bien afirma el dicho que corre por estos pueblos, “el que no topa el moldi de loh gruñuéluh eh que el fatu no le anda güenu”; o donde se vende de todo, “dendi únah andáliah arbarquéñah a una cuchara jerreña”. Mientras articulan los puestos los artesanos y otros mercaderes, cada vez irá llegando más fuerte el eco de los tamborileros, los cuales, armados con sus flautas (o gaitas) y sus tamboriles, irrumpirán, a eso de las once de la mañana por las calles y plazuelas del lugar. Todos ellos se encaminarán a rendir el merecido homenaje a ese emblemático tamborilero, ya octogenario, hijo de Aceituna (como no podía ser de otra manera) y que tantas veces divirtió a los infatigables “canchaléruh”. Y es que el apodo de “canchaléruh” le viene que ni pintiparado a los vecinos del mentado pueblo: duros como los “canchálih de moleña” (roquedos graníticos) que salpican la mayor parte de su término municipal. Duros e incansables para el trabajo y para la farra. El homenaje es en honor de Vicente García Alba, al que todo el mundo llama “Tíu Vicenti”, continuador de aquellos otros dos grandes tamborileros aceituniegos que, hace ya varias lunas, se fueron de nuestra vera: José García Domínguez y Martín Pérez Pérez. El lugar de Aceituna, que reparte sus “querélih” (cariños) entre las comarcas de Tierras de Granadilla y El Valle del Alagón, siempre fue lugar de nacencia de excelentes tamborileros y, desde su Ayuntamiento, los mima y los enaltece, tal y como hace, en estos últimos años, su regidor principal, el profesor Josafat Clemente Pérez, “canchaleru entri loh canchaléruh”.
Después de cantar las excelencias de Tío Vicente en la Plaza de la Libertad, cada tamborilero asistente desgranará dos o tres piezas de las más floridas de su repertorio, convirtiéndose el acto en toda una magna exposición etnomusicológica, de la que podrán disfrutar todos los amantes de la Cultura Tradicional-Popular. En tan memorable acto, estaremos acompañados de Marta Serrano Gil, doctora en Musicología y toda una estudiosa y experta en el mundo de la gaita y el tamboril. Y, lógicamente, también estarán presentes los cuatro tamborileros “cancháleruh” que siguen fielmente las huellas de sus antepasados, ya que la tradición tan arraigada y tan acendrada de estos nobles y míticos músicos populares en el pueblo de Aceituna no puede decaer ni perderse. Por algo, es uno de los pocos pueblos de toda la geografía hispana, por no decir quizás el único, que tiene una plaza presidida en su centro por la estatua de un tamborilero. Dos varones (Frutos Pérez Rina y Poli Pérez Durán) y dos hembras (Felipa García, hija del inefable Tío José “El Pahtol”, y Montse Pérez Garrido). Por primera vez en la historia de Aceituna, las mujeres han roto moldes y han asumido el rol de tamborileras. No faltará a la cita el diestro “tocaol de rólluh” Valentín Garrido Pérez, también “canchaleru” a mucha honra.
Por la noche, sobre las 23,00 horas, continuando la misma trayectoria folklórica y etnomusicológica de la jornada, se pondrá el broche final con la actuación del grupo de música tradicional “Labranza”, del cacereño pueblo de Holguera.
Publicado el 31 de julio de 2018