
Estamos en vísperas de ello. La alquería o aldea de Cambrón, perteneciente al concejo de Caminomorisco, guarda unos orígenes que se remontan a épocas nebulosas y es la matriz de aquella otra, hoy más populosa, denominada Cambroncino. Situada a la vera de la brava y espumosa garganta de “Arrocambrón”, la que viene a formarse por los altos breñales del “Valli del Infiernu”, en cuyas inmediaciones se encuentra el petroglifo prehistórico de “El Bonal de la Sartenejilla”, posiblemente asiente sus cimientos peñascosos en alguno de aquellos poblados, perdidos en la noche de los tiempos, del legendario pueblo rucón.

Antiguos pobladores encastrados en algún espigón amesetado de las sierras, cerca de ríos o gargantas y casi siempre mirando al meridión. Viviendas donde la pizarra era dueña y señora, creando espacios bioclimáticos, pero que hoy se sustituye de manera galopante por la teja curva y otros elementos arquitectónicos prefabricados.
En Cambrón, aparte de Flora Martín Montero y Teófilo García Hernández, jurdanos que atesoran toda una Cultura Tradicional-Popular como para llenar una veintena de cintas fonográficas, también se encuentra el Centro de Interpretación del Agua y Medio Ambiente de Las Hurdes. Carlos Manuel Gómez Martín, un jurdano lleno de inquietudes y de sacar a flote los muchos valores antropológicos que encierra su tierra, es el mantenedor de dicho centro. No se cansa de organizar actividades en torno a él. Ahora, con la inestimable colaboración de Soraya Conde Martín, concejala de Cultura, Asociaciones y Turismo en el Ayuntamiento de Caminomorisco, nos sorprende con toda una “Noche Mitológica”, enmarcada bajo el epígrafe de “Rejilandu de Mieu” (“temblando de miedo”, en castellano). También está involucrado en el asunto el amigo Vicente Martín Martín, responsable de la Oficina de Turismo de Caminomorisco. Y de este pueblo y de Cambrón habrá paisanos voluntarios que, caracterizados debidamente para la ocasión (antiguas indumentarias, máscaras y otros retoques), serán los que midan los pasos de la retorcida senda, por donde transcurrirá el itinerario marcado. Todo dentro de la oscuridad de la noche del día 19 al 20 del presente mes de julio. A las 22,30 horas, el reloj de arena marcará el inicio del viaje a las profundidades mitológicas, adentrándose entre una naturaleza boscosa donde la gente de estas montañas ubica las escondidas moradas de míticos seres, a veces espantosos y tétricos. “El Jáncanu”, “La Jáncana”, “El Pelujáncanu”, “La Dentona”, “El Machu Lanú”, “Lah Fuhfuríñah”, “La Serena del Charcu Joyón”, “El Arruverdi”, “El Duendi Entignau”, “La Chancalaera”, “El Morcillu” o “Don Pericu”, “Lah Mórah”, “Loh Amolachínih” o “Loh Tíuh del Untu” son, entre otros, quienes forman parte de las antañonas creencias y del imaginario del pueblo jurdanu. Mucho y largo habría que hablar sobre ellos.


Luces mortecinas tenderán un manto de penumbra sobre la alquería de Cambrón, a la vez que sonidos ambientales propicios para este encuentro mitológico, harán vivir a los espectadores unas horas que erizarán los cabellos, pero siempre con una fidelidad perruna hacia los relatos legendarios de estas tierras, lamentablemente falseados, fabulados y distorsionados en libros y documentales por escritores o cineastas que jamás compartieron por largo tiempo el pan y el vino con los habitantes de estas serranías ni interiorizaron sus patrones míticos y socioantropológicos. Además, se proyectarán dos cortos, relacionados con la escalofriante “Prucesión de lah Ánimah” y el “Perru Negru” o “El diañu” (así llamaban al diablo las generaciones de más atrás), así como otros documentales cargados de realismos mágicos.
Nuestro buen amigo Carlos Manuel Gómez Martín (“Carlitos” para su gente) pretende, igualmente, que estas recreaciones del riquísimo patrimonio cultural de Las Hurdes, sean algo fresco, lúcido y atractivo. Este año, el evento despegará de su rampa. Para los venideros, se complementarán con otras puestas en escena, tales como un gran “seranu” (tertulia nocturna en torno al fuego del hogar, donde se reciclaba y se recreaba el mundo legendario transmitido por los antepasados, a la vez que se cantaban viejos romances y otras coplas). O rituales relacionados con prácticas curanderiles y ensalmadoras, como “Barrel el Encontrau” o “Conjural lah torméntah”; o aquellos propios de las brujas y “Loh Zánganuh” (brujos), así como de sus parientes las “Méngah” y las “Entendíah”. O el agorero mundo de los presagios y maldiciones, con relatos tan mitificados como “El Carru de fuego”. Cuando la yema azabache de la noche ponga el broche final, se entregarán a los asistentes un pequeño dossier donde se da cuenta de los personajes más relevantes del mundo legendario de Las Hurdes.


Publicado el 17 de julio de 2018