Kuebiko, primera novela de Miguel Ángel Carmona del Barco, publicada por la prestigiosa editorial Pre-Textos tras ganar el Premio Vicente Blasco Ibáñez, inquieta desde la misma portada, en blanco y negro, centrada sobre un niño con media melena que, a pecho al descubierto, da un grito atroz que deja marcada sobre su piel la exacta forma de las costillas. La inquietud persiste luego, cuando uno comienza a leer y se encuentra de golpe en mitad de lo que debería parecer una distopía, un futuro de reformadores, de paramilitares, de guerra civil, de populismo, fascismo y nazismo, de exilio, de rechazo violento a los refugiados y explotación de los que llegan desesperados, un futuro hipotético pero con tantos lazos con nuestro presente que a veces siente uno el temor de que pueda estar, en realidad, a la vuelta de la esquina.
El título de la novela, Kuebiko, procede del Diccionario de oscuros padecimientos de John Koenig, que lo define como el “estado de agotamiento inspirado por un acto de violencia sin sentido que te obliga revisar tu concepción de lo que puede ocurrir en este mundo antes de apuntalarte en su centro, como un viejo espantapájaros que estalla dentro de sus costuras pero que carece de poder para hacer cualquier cosa que no sea quedarse ahí y observar”, sólo que la novela de Miguel Ángel Carmona, fruto, sin lugar a dudas, de la reflexión sobre lo que puede ocurrir en este mundo, no contiene solo un acto de violencia sin sentido, sino una sucesión horrible, abominable, de actos de ese tipo que obligan a sus protagonistas, los miembros de dos familias amigas dolorosamente mutiladas, a emprender juntos la huida hacia el norte de Europa, y es que Kuebiko, a diferencia de otras distopías, no es la historia de un héroe o de un grupúsculo heroico que trate de subvertir, de reconducir hacia la senda de la paz y de la libertad, un orden perverso, sino una historia de pura supervivencia en un medio hostil, el más hostil, protagonizada por personajes que, ante el derrumbe de todo su universo –de nuestro universo–, se ven obligados a comenzar de nuevo, a replantearse la existencia y, con ella, de paso, las relaciones de amor, de amistad, de paternidad, de fraternidad.
Escrita con una prosa rica y contundente, narrada a cuatro voces por medio de diarios, cartas y diálogos, Kuebiko es además un rompecabezas que hay que recomponer. En primer lugar, porque te obliga a rastrear, a lo largo de sus páginas, las razones de la tensa relación que existe desde el principio entre Elías y su hijo Ulises, o entre éste e Isabella, o entre Isabella y su hermana Carol, o a descubrir las razones que han llevado a Tin, un muchacho de ocho o nueve años, a deambular solo en medio de tanto caos, pero también porque, en esa situación terrible en la que se han perdido sin remedio muchas piezas fundamentales del puzle que componían las dos familias antes del conflicto, a los personajes no les queda más remedio que aceptar otras, de otros puzles, que encuentran, de un modo u otro, por el camino –y hablo de Tin, ya mencionado, y hablo también del bebé sin nombre– para recomponer la imagen de una familia, para empezar, como decía antes, desde cero, y es en este aspecto, que se va abriendo camino aunque no sin enormes dificultades, donde la novela, tan inquietante y demoledora, hace algún guiño a la esperanza.
Para terminar, tan solo una advertencia: comenzaba diciendo que Kuebiko es la primera novela de su autor y no les quisiera llamar a engaño. Kuebiko no es el libro lleno de tanteos y de dudas de un principiante. Kuebiko es el libro de un escritor avezado, Miguel Ángel Carmona del Barco, que ya publicó antes el volumen de relatos Manual de autoayuda, que seguro que tiene más novelas y relatos en el cajón, y que seguirá dando, sin duda, que hablar y que leer.
Kuebiko
Miguel Ángel Carmona del Barco
Editorial Pre-Textos
20,00 euros
Publicado el 1 de junio de 2018