Ahora se utilizan para todo menos para cocinar, aunque todo se andará. Fíjense que al punto que si no existieran, las matemáticas no funcionarían bien. Son tan necesarios para ellas como para la informática, la robótica y para otras muchas más sofisticadas tecnologías. Una red social -de momento y que uno sepa- consiguió mediante una astuta combinación de ellos saber los gustos de sus usuarios en ropa, gastronomía, música; las tendencias, las costumbres y modos de vida, los lugares preferidos para vacacionar, sus filias y sus fobias. Ni pensar lo que pueden hacer con todos esos datos teniendo en cuenta que además saben donde viven, es decir que los tienen localizados a todos.
Las Bolsas de Valores internacionales los utilizan para saber, casi a ciencia cierta, las fluctuaciones de las acciones de las grandes empresas antes de que estas se enteren y se reflejen en las tablas que manejan los brokers, esos que ganan muchísimo dinero.
Los científicos, los astrofísicos los utilizan hasta la saciedad, incluso las Agencias de Inteligencia de los Gobiernos los manejan para controlar a los malos y también a los buenos.
Uno que vive en esta ciudad hace lo que le viene en gana -dentro de un orden cívico, claro- y no se siente coaccionado, ni presionado por nada ni por nadie. Doy mis datos personales a quien debe tenerlos y expreso mis opiniones -sin necesidad de airearlas- con quien me regala su confianza. No me siento presionado por una red ni por los juicios ni prejuicios ajenos, esos que generalmente se derivan del repugnante chismorreo. Plasencia me trata como soy, con generosidad, como hace con el resto de las personas que la admiran, la cuidan y hablan bien de ella.
Esta histórica ciudad no te incluye en bases de datos indeseables con el fin de venderte algo o de coaccionar tus criterios. A parte de las muchas ventajas que nos ofrece, Plasencia respeta y halaga a sus habitantes y visitantes sin espiarles, sin necesidad alguna de los dichosos algoritmos.
Publicado el 26 de abril de 2018
Texto y fotos de Alfonso Trulls para su columna Impresiones de un Foráneo