Vivimos todos siempre muy ocupados, demasiado ocupados, no dejamos de acumular –por teléfono, por e-mail por whatssap– aversinosvemos sinceros que pronto se desvanecen, devorados por la vorágine de nuestro acelerado día a día y, así, las amistades parecen irse quedando en stand-by, aletargadas, deseosas de que el azar, en cualquier momento, propicie el encuentro y apañe en cinco minutos lo tanto tiempo planeado, lo tantas veces pospuesto. Es así, así es como funcionamos, aunque nos queda el consuelo de las redes sociales, del always connected, que tampoco –para qué vamos a engañarnos– nos saca de mucho. Para paliar tanta desidia, los que escribimos disponemos, además, de otro consuelo –que seguramente tampoco nos saque de mucho, no vayamos a ponernos estupendos–, el de poder encontrarnos con los amigos que también escriben a través de sus libros. Es lo que me pasa con Francisco Rodríguez Criado, escritor de Cáceres, buen amigo, excelente persona, que vive desde hace años en Madrid y al que hace –por desgracia– mucho tiempo que no veo, aunque he tenido la suerte de reencontrármelo no hace mucho en Los zapatos de Knut Hamsun, el libro de relatos que publicó a finales de 2017 en de la luna libros y que hace la letra G de la meritoria colección “Lunas de oriente”.
Leerlo ha sido un placer, porque en Los zapatos de Knut Hamsun uno puede encontrar, condensado, mucho de lo que Fran Rodríguez Criado es como escritor. En el libro hay microrrelatos ingeniosos cargados de literatura y metaliteratura como “Añoranza del microrrelato”, “El discurso del hombre invisible” o “Adiós, Penélope”; relatos protagonizados por personajes apáticos, algo perdidos, medio nihilistas, que buscan o parecen estar a la espera de algo; en él hay también resonancias de la cultura y de la literatura yiddish, que tanto han interesado siempre a Fran; diálogos ágiles, frescos, prolongados, que recuerdan a obras de teatro suyas como Trenes para María o Una casa bien iluminada; y tampoco faltan sus hijos, Chico y Mario, a los que ya conocimos en su anterior libro, un libro emocionante, extraordinario, El diario Down.
Tampoco falta por último en el libro una curiosa forma de homenaje que Fran ya llevó a cabo en su novela Mi querido Dostoievski y que repite aquí, aunque en forma de relato y con otro tono, en “Los zapatos de Knut Hamsun”, la pieza que da título al volumen. En él Fran Rodríguez Criado narra un episodio imaginado, aunque enormemente verosímil, de la vida del autor de Hambre o de la Trilogía del vagabundo. El cuento abarca una jornada cualquiera, una jornada larga, en los años más duros de la vida del escritor noruego, describiéndonos lo inhóspito que puede llegar a ser el día a día para quien vive de la escritura. En él están presentes la pobreza, el hambre, el frío. Están presentes la rudeza y el ensañamiento que a menudo sufren los que, ya de por sí, lo pasan mal, pero también la piedad, y la compasión, en su formas más genuinas, más solidarias, más humanas. Y, además, su relato nos acerca también, con su estilo sobrio, lacónico, desnudo, al modo de escribir del propio Knut Hamsun, redondeando un homenaje que es, también, un homenaje a todos los escritores kamikaze, a los que se lanzan de cabeza a la escritura tratando de hacer de ella su forma de vida.
En definitiva, Los zapatos de Knut Hamsun, de Fran Rodríguez Criado, es una ocasión extraordinaria para el reencuentro, pero también un vehículo estupendo para que quienes no lo conocen se acerquen por primera vez a su escritura.
Los zapatos de Knut Hamsun
Francisco Rodríguez Criado
de la luna libros
15,00 euros
Publicado el 9 de marzo de 2018
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