Cuando la representación de una imagen (pintada, dibujada o fotografiada) destaca sobre el resto de otras obras se debe, independientemente de la necesaria maestría técnica, a la mirada del autor. El impacto que nos causa en el inmediato visionado está motivado por la capacidad de verque tuvo el artista en el momento de decidir su reproducción, de captarla con claridad, estética y un alto grado de sensibilidad. La persona que intenta conmover mostrando una obra gráfica de su autoría y posee esa facultad intrínseca, el resultado será entonces artístico, nunca antes.
Por otra parte, la virtud de saber ver, mirar y observar se origina en la mente humana a través de una constante inquietud, de la inteligencia, la técnica y de la cultura asimilada. Esos componentes intelectuales –los dos primeros innatos y los segundos adquiridos- son los que el autor pondrá a disposición de su obra. Esta llamara la atención del espectador quizá por su maestría, su innegable naturalidad y su manifiesta sensibilidad, pero siempre le impactará por la evidencia categórica del evidente talento.
Sam Haskins, un prestigioso fotógrafo sudafricano (1926-2009) dijo que llegó a la fotografía porque en realidad era un pintor con prisas. Sus magistrales fotografías sobre viajes y costumbres muestran el movimiento de las cosas tal como las veía y captaba la quietud de la belleza cuando la percibía. En otra época, algunos pintores franceses pincelaban sus paisajes con una renombrada técnica que hoy podría pasar por pixelada. Otros maestros de la pintura aplican el hiperrealismo a sus imágenes al reproducir en lienzo, con mucho detalle, lo que antes captaron con la fotografía. Sin embargo y en ocasiones, el fotógrafo reproduce la imagen que supo ver escapando de la definición, del molesto -por preciso y excesivo- foco.
El artista recorre un largo camino intelectual y experimental hasta poder sorprender con su obra. Para ello, utilizará su mejor herramienta, el don de saber ver lo que le rodea, captando y reflejando solo aquello que considera bello o impactante para la mirada.
Cierto es que sin darme cuenta llevo escribiendo desde hace muchas líneas acerca de algunas de las cualidades del placentino Eduardo Moreno que inaugura su exposición fotográfica en el Centro Cultural Las Claras, en Plasencia, el inmediato 26 de marzo. Allí, al espectador no le va a hacer falta ponerle intención a la mirada porque su vista brincará con la sensibilidad y creatividad que emanan las excelentes imágenes de Eduardo Moreno, un Fotógrafo que sabe ver. Para que me entiendan.
Publicado el 25 de marzo de 2018
Texto de Alfonso Trulls para su columna Impresiones de un foráneo