
Parece que para suplir la falta del agua que necesitamos, a pesar de los chubasquillos y hasta nieve en la sierra los días pasados, este año de 2018 el sabio calendario ha dado un paso adelante para que los carnavales nos endulcen este mal tiempo de sequía.
Nosotros, no obstante, pensando como siempre en positivo, opinamos que si una puerta se cierra, otra se abre, y nunca es tarde si la dicha es buena, pese a todo. Y en esta ocasión la puerta nos la abren de momento los Carnavales o Carnestoltes, tan celebrados en La Vera.
Todas las poblaciones, de una u otra forma, se apuntan en nuestra comarca de La Vera a estos tradicionales días de Carnaval con más o menos lujo, actividades espectaculares, desfiles de carrozas y comparsas, etc. que preceden a la Cuaresma y este año encabezan casi febrero.
Ya saben su significado. Previa la austeridad de la Cuaresma que se arrima de seguido, carne-levare, “abandonar la carne”, o sea: cumplir con el precepto de consumir carne, e incluso de ayunar.
Según Corominas, Carnaval procede del italiano carnevale, y este del antiguo carnelevare, compuesto de carne y levare «quitar» por ser el comienzo del ayuno de cuaresma.
Pero ante todo, hemos de aclarar que el Carnaval es una ventana abierta a la permisividad y cierto descontrol, de donde dice la leyenda que proviene el disfrazarse y alcanzar metas de desenfreno, o de realizar algo que subyace en nuestro interior. Julio Caro Baroja insiste en que el carnaval es época de alegría y grandes libertades.; y como cita el refranero “Cuando la fiesta viene, cada cual luce lo que tiene”.
Esa es la razón por la que en la época franquista, que ya es agua pasada, estuviese prohibido, justamente entre 1940 y 1960, tanto por las críticas de que era objeto como por la estricta moral de aquellos tiempos.
Aunque en La Vera, de una u otra forma, más o menos solapadamente, el Carnaval siempre tuvo carta abierta.
No vamos a referir los lugares y su jerga de carnestoltes: el Peropalo, el Manolo, las chirigotas y peñas guitarreras, los desfiles, los eventos y particularidades que dan sabor a estos días… pero queda apuntada esta cita en cualquiera de sus días festivo-carnavaleros.
Pues eso a darle alegría al cuerpo en estos días de Carnaval que “quien ríe y canta, sus males espanta”. Y son muchos los males que nos acechan. Pero, al fin, no son nada en comparación con la alegría, que como se dice por estos lares: “la alegría es un tesoro que vale mucho más que el oro”.
¡Felices Carnavales!
Publicado el 6 de enero de 2018