La memoria es el elemento en torno al que orbita, en buena medida, la obra narrativa de Kirmen Uribe. Si Bilbao-Nueva York-Bilbao, la novela que le dio a conocer y con la que ganó, entre otros, el Premio Nacional de Narrativa y el Premio Nacional de la Crítica, giraba en torno a la pequeña gran épica de los pescadores de Ondarroa y Lo que mueve el mundo recordaba, siguiendo el rastro de los niños vascos exiliados durante la Guerra Civil, la historia de un héroe discreto, el escritor belga Robert Mussche, La hora de despertarnos juntos cuenta la vida de Karmele Urresti y su familia y, a través de ella, el éxodo y la odisea del pueblo vasco, los avatares de su gobierno en el exilio, el giro desde la búsqueda de apoyos contra Franco y en favor de la causa vasca hacia la lucha armada.
La hora de despertarnos juntos es, en buena medida, la suma de sus dos anteriores novelas, y no sólo porque tenga aún más páginas que aquellas otras juntas, sino porque parece el resultado de las técnicas narrativas y los temas abordados en sus dos primeras obras. Por lo que respecta a la parte técnica, la narrativa de Kirmen Uribe parece haber ido cogiendo cuerpo, pasando, desde la escritura fragmentaria de Bilbao-Nueva York-Bilbao, a una estructura más sólida, más armada, que ensaya ya en Lo que mueve el mundo y que fragua por completo en La hora de despertarnos juntos, una historia más densa y compleja que precisaba, quizá por ello, de un armazón más sólido. Lo que sí se mantiene, desde luego, es el tono de sus dos anteriores libros, un tono cercano, pausado, que bebe de las fuentes orales, capaz de encantar como sólo los buenos narradores orales logran encantar al oyente, conservando también en este último libro el pequeño artificio de la obra en proceso, el juego de mostrarnos cómo el escritor va construyendo el libro, rastreando en la memoria de los demás, buscando pistas, indagando, y al hacerlo nos va dejando rastro, en la propia novela, de cartas, de páginas de diario, de noticias, y nos describe cuadros y fotografías, un poco al modo de Sebald -con el que más de una vez se le ha comparado-, descubriéndonos sus propias cartas, mostrándonos algunos de esos elementos materiales que le ayudan a construir su historia.
Por lo que respecta a los temas, La hora de despertarnos juntos es también, en muy buena medida, heredera de sus dos anteriores novelas. De la primera, por el modo de sumergirse en las historias familiares y de contarlas. En aquella, en los propios recuerdos de su familia. En esta, en los de la familia Letamendi Urresti. De la segunda, Lo que mueve el mundo, por la atención a los héroes desconocidos. Allí, Robert Mussche. Aquí, sobre todo, Txomin Letamendi, un trompetista que acaba convirtiéndose en agente secreto del gobierno vasco en el exilio, un hombre consciente de su deber, entregado a su causa, la del pueblo vasco, que no duda en sacrificarse en favor de un ideal, y con cuya historia Kirmen Uribe nos da a conocer, de paso, el recorrido de esa causa desde la huida del gobierno vasco a comienzos de la Guerra Civil, pasando por la esperanza en la caída del régimen al final de la Segunda Guerra Mundial, la desesperación al ver a Franco reconocido y apoyado por las fuerzas aliadas y un surgimiento final de ETA que nos deja, diría yo, a las mismas puertas de la Patria de otro extraordinario escritor vasco, Fernando Aramburu.
La hora de despertarnos juntos es una novela que merece la pena leer, una novela amable, agradable, y que, como Patria, nos dice mucho de la realidad del País Vasco y de nuestro país, una novela, pues, recomendable, y, una vez hecha esta recomendación, sólo queda invitarles a que nos acompañen en la próxima sesión del Aula de Literatura “José Antonio Gabriel y Galán”, el miércoles 17 de enero, a las 20:00 horas, en la Sala Verdugo, para que puedan conocer en persona al autor de este estupendo libro, el escritor vasco Kirmen Uribe.
La hora de despertarnos juntos
Kirmen Uribe
Seix Barral
20 euros
(Disponible en préstamo en la Biblioteca Municipal de Plasencia)
Publicado el 29 de diciembre de 2017
Texto de Juan Ramón Santos para su columna Con VE de libro
