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La fiesta del Cristo en Garganta la Olla tiene nombre propio: los Danzantes

En Garganta la Olla por el Cristo celebran una tradición desde tiempos inmemoriales digna de ver: son los Danzantes de Garganta la Olla, cuyo origen se pierde en los tiempos aunque se cree que alguno de sus pasos, como el de tejer un palo con cintas de colores, puede venir de un antiguo culto al árbol que se extendió por toda España y en algunas de sus colonias en América, donde aún mantienen esta tradición dentro del folklore de cada país.

Garganta la Olla saluda y despide el verano con danzas singulares

Sin embargo, los bailes de los Danzantes de Garganta la Olla van mucho más allá porque son numerosos, complejos y los danzantes bailan y bailan durante horas en los días 13 y 14 de septiembre. Solo hombres y al final del verano así como en julio les toca a ellas, las más jóvenes del pueblo, dar vida al Baile de las Italianas de Garganta la Olla. Dos bonitas tradiciones en un pueblo, de por sí, digno de visitar con todo un Conjunto Histórico-Artístico que atesora La Vera.

El rito de los Danzantes de Garganta la Olla

danzantes garganta

El grupo está formado por ocho danzantes, un zurronero, un tamborilero y un maestro de danza que ejecutan al menos ocho bailes diferentes. Los libros de la parroquia de Garganta la Olla recogen que la Hermandad del Cristo se formó en los años 20 del siglo pasado y en ella concurren entre 40 y 50 hermanos que organizan cada año la fiesta. Para lo que eligen cuatro mayordomos que son los encargados de pagar el convite y prepararlo todo. El primero de los convites se ofrece la víspera de la fiesta en horas de la tarde, el segundo consiste en un desayuno el día 14, el día grande. Después de la misa de ese día vuelve a haber un convite y al finalizar también, cuando el Cristo es devuelto a su ermita. Los mayordomos tienen además el deber de acompañar a los danzantes.

Danzantes a los que en 2017 se incorporan tres adolescentes como garantía de relevo generacional. El día 13 de septiembre a mediodía van los danzantes recogiendo a cada mayordomo por su casa y se dirigen a la puerta de la iglesia donde las campanas “tocan a víspera” mientras ellos ejecutan sus danzas. En la tarde, a las 17:30 horas, salen a buscar al cura en su casa para acompañarlo a la iglesia, allí éste se pondrá sus hábitos e irán todos juntos hasta la ermita donde recogerán al Cristo y lo llevarán a hasta la iglesia. Los danzantes no paran de bailar en ningún momento y después del convite de ese día volverán a hacerlo, cerca de las 21 horas, cuando vuelven a la puerta de iglesia y al toque de campanas y tamboril vuelven a bailar.

El día 14, Día del Cristo, la fiesta comienza muy temprano. A las 6,30, los danzantes, el tamborilero, el zurronero y el maestro de danza, todos vestidos de blanco, recogen casa por casa a cada uno de los mayordomos y se dirigen a la puerta de la iglesia donde ejecutan todos los bailes: el apartad, las palomitas, la zarza, el pasillo de calle, palotás, la mula, las marianitas y también tejerán con cintas de colores el palo, esta última es una danza pausada que requiere más de coordinación que de entrenamiento físico. En la iglesia hacen la reverencia y, siempre de cara al Cristo, salen en procesión por el pueblo a las 11 horas, una procesión que recorre varias calles y hace un alto en plaza.

danzantes

Formar parte del grupo de danzantes no es una opción fácil, hay que esperar que alguno de ellos se retire para poder acceder a su sitio, actualmente hay danzantes en edades comprendidas entre los 16 y los 60 años y muchos ancianos de Garganta la Olla, que ahora tienen más de ochenta años, recuerdan con alegría sus bailes como danzantes. No es necesario ser soltero, a diferencia de el Baile de las Italianas, pero sí coordinación y resistencia porque son muchas horas de movimiento durante dos días, alternando bailes con palos o con castañuelas y con pasos y recorridos diferentes.

“Apartad, apartad todos. Ocho en punto blanco, abrid pronto el paso franco que viene su majestad” cantan algunos del pueblo, los que se saben la letra, mientras toca el tamborilero. El Maestro de Danza puntualiza la importancia de este último, dice que los ritmos de los temas son todos muy diferentes y que si no hay tamborilero, no hay danzantes.

La procesión pasa por las calles  de la localidad durante unos 40 minutos, al finalizar, el Cristo es devuelto a la iglesia. Pero luego, a las 17:30, vuelven todos para sacarlo de nuevo y, acompañado de los danzantes, devolverlo a la ermita, donde deberá esperar todo un año para que los danzantes, mayordomos, vecinos y visitantes, a ritmo de tamboril, vuelvan a buscarlo para celebrar su fiesta grande, el Día del Cristo en Garganta la Olla.

Fotografías cedidas por Elda Aparicio

Publicado en septiembre de 2017

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