
Algunas personas suspenden sus obligaciones cotidianas y profesionales para recurrir a un supuesto descanso durante el tiempo que les corresponde cuando llega la canícula de temporada. Uno tiene la sensación, a la vista de estadísticas turísticas, que la mayoría de los cercanos vecinos regionales escapan a petadas playazas para solazarse entre la multitud sudada saboreando una cervecita cara y templada en un chiringuito atestado. Los que pueden hacer esto -que no son todos- tiran de coche o autobús para aterrizar cansados en destinos excesivamente comunes. Es como si a la gente le diera repelús pillar montaña, campo, pueblo, tranquilidad e historia porque prefieren tirar de asfalto para tratar de acercarse lo más posible a una ribera de mar superpoblada.
A partir del norte de Extremadura y hacia el sur de la región, se puede encontrar encanto y frescura en el medio ambiente de esta tierra. Hay montes, sierras, piscinas naturales, valles y ríos donde esparcir el cuerpo y la mente sin agobios. Esa ruta ofrece al ansioso visitante posibilidades de inquietarse por la cultura a traves del paisaje monumental, relajarse con actividades camperas, también acuáticas y sestear con el libro caído de las manos a la sombra de un frondoso alcornoque. Cacho árbol.
Aquí en Extremadura, hay musica con aires de country, rock, folk, blues y polifonía que a ciertas horas resuena en pueblitos, montañas, valles, praderas y ríos que refrescan todas las notas y acordes. Es irse de una ciudad cualquiera para gozar dentro de una pequeña casa rústica, regalarse la buena vida en un entorno muy diverso y disfrutar de verdad de la genuina vacación, escuchando asombrado una melodía deslumbrante que llega a los oídos totalmente desconocida, recién estrenada.
Publicado el 27 de junio de 2017
Texto y foto de Alfonso Trulls para su columna Impresiones de un Foráneo