(Transcripción del audio De tapa en tapa por los pinchos de Extremadura, dirigido a estudiantes de español)
Recorrer Extremadura de tapa en tapa es una experiencia gastronómica para el paladar. La región siempre ha sido tierra de tapas y los bares sirven un aperitivo gratuito a sus clientes cuando piden una consumición.
Los pinchos se han convertido en uno de los reclamos más valorados por los clientes de la hostelería. Pedir una consumición y degustar los guisos más tradicionales o la cocina de vanguardia elaborada con ingredientes de primerísima calidad es un lujo al alcance de todos los bolsillos.
En tierras extremeñas no puede faltar una buena tapa de jamón. Como pinchos clásicos mención especial merece la tortilla de patatas. Pero si hay un protagonista indiscutible en las tapas que se sirven en la región no es otro que el cerdo: desde la prueba hasta el picadillo, pasando por las orejas, los morros y los populares cueros o torreznos a la brasa.
El mostrador del bar suele cautivarnos sólo con echar un vistazo. Comparten protagonismo a partes iguales las croquetas caseras, las alitas de pollo o las migas extremeñas. Las patatas son uno de los pinchos más agradecidos: fritas, cocidas, revolconas, al ajillo, bravas o con alioli.
Saborear un vino extremeño o una refrescante caña aderezada con un sabroso aperitivo en un bar con vistas a la ciudad monumental de Cáceres, a los pies del Templo de Diana en Mérida, con la Catedral de Plasencia al fondo o en la Plaza Alta de Badajoz sólo puede hacerse en Extremadura.
En pequeños pueblos, como sucede en Ahigal, los pinchos son uno de los mayores atractivos de los domingos de mercado.
Además, la mayoría de las localidades se ha sumado a la moda de tapear y celebran rutas o concursos de pinchos.
La importancia de las tapas en Extremadura es tal, que en la última edición del Concurso Nacional de Tapas y Pinchos, el premio se lo llevó el placentino Alberto Montes, del restaurante Atrio de Cáceres.
The route of the “tapa” through the towns of Extremadura