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Comer en Extremadura, un placer que alimenta

Extremadura se extiende sobre 41634 km2 donde viven poco más de un millón de personas, tiene además un millón de hectáreas de dehesas, bosques de encinas y alcornoques que conforman un ecosistema único rodeado de montañas, valles y ríos. Con estos datos es fácil imaginar que en la región se produce una enorme cantidad de alimentos. Su gastronomía incluye desde estupendos jamones ibéricos hasta el condimento más universal de esta tierra, el Pimentón de la Vera, pasando por la picota, la mejor cereza del mundo, que se cultiva en el Valle del Jerte y quesos gustosos a base de leche cruda de cabra o de oveja.

La ganadería extremeña pasta a la sombra de las encinas

Alimentados con bellotas del campo, los cerdos engordan bajo las encinas. Con ellos los productos ibéricos tienen una calidad mundialmente reconocida, los jamones ibéricos de bellota se curan durante 3 o 4 años en las sierras como las de Montánchez o Fregenal. En los campos pastan los corderos y el ganado vacuno en distintas variedades, así como los cabritos, que se convertirán en delicias culinarias para los fogones de las casas o de reconocidos chef. Gracias a la calidad de la ganadería la producción de quesos también es reconocida, como en los quesos de los Ibores, la Serena, y la Torta del Casar, los dos últimos cuajados con cardos silvestres que crecen en los campos.

 

Mieles, aceite de oliva y vinos

Los millones de flores de las montañas permiten a las abejas generar una miel con características propias y muy apreciadas, de las Villuercas-Ibores, pero también es popular la de Las Hurdes, de la que se derivan además caramelos, bebidas y productos cosméticos.

Del territorio extremeño más de 260.000 hectáreas se cubren de olivares, en su mayoría producen el fruto destinado a las almazaras donde se obtiene el aceite de oliva virgen extra que ofrece propiedades beneficiosas para la salud. Los vinos son caldos generosos y abundantes y los cavas delicados y frescos, también los hay de pitarra, que merecen mención porque tienen un genuino sabor arraiga en la tierra.

La gastronomía extremeña sobrepasa los galardones y se hace muy rica y variada en cada comunidad. En estas tierras nacen cítricos que se destinan a ensaladas, como en Las Hurdes o en Gata. El tomillo silvestre crece en las montañas y condimenta sabrosos guisos. Los higos, los almendros, los frutales que despliegan su color en la primavera y que llenan de aromas las cestas durante las cosechas. Los pescados de río, como la tenca, que tiene su propia fiesta en Piedras Albas y en otoño las castañas pasan la raya un encuentro transfronterizo. Los dulces típicos de cada una de las comarcas y localidad ponen el punto final a este breve compendio.

Disfrutar de la amplia y variada gastronomía bien merece un recorrido por montañas, dehesas y valles extremeños, que por algo es merecedora de diez denominaciones de origen y dos Indicaciones geográficas protegidas.

 

Fotografías Andy Solé y planVE

Extremadura dining, a pleasure that nourishes

Comer na Estremadura, um prazer que alimenta

“食”在艾克司崔瑞马度拉(Extremadura) 不仅悦心 而且养身

Publicado en mayo de 2017

 

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