Hay muchas personas que no son de devocionario y misas diarias -como le pasa a uno- pero no se puede negar que en estas fechas nos invade el fervor ante ciertas procesiones, imágenes, músicas y silencios. No sé si son las creencias, las tallas paseadas por calles sombrías las que invitan al recogimiento, pero el caso es que nos estremecemos con respeto e inusual devoción ante esos actos. Es más que admirable ver y observar los extremados cariños con que los cofrades placentinos preparan los pasos para pasear con profundo respeto a las imágenes que van representar el dolor de una creencia. Este año, el clima invita a ver y pasear convicciones en una buena y santa semana en esta ciudad de encantos que hechizan, ahora en lo religioso y también después en lo de las cañas. Y todo dentro de ese buen y prudente orden.
En estos días el trajín de movimientos personales se amontona. Unos van para allá y otros vuelven para acá. La gente se mueve, se encuentra y se ilusiona ante una semana de ocio, disfrute, devoción y en Plasencia con el regalo añadido de un Arte reconocido, asi como de su Historia universalmente propagada.
Uno disfruta observando a las gentes que se emocionan sobrevolando los problemas que la sociedad de ahora mismo les suscita fastidiando su sobrellevado ánimo con un olé y otras cosas.
También se agradece la visión de imágenes y fervores que procesionan por esta ciudad. Ya sé que dentro de nuestro mapa español hay muchas otras celebraciones santeras que por rango, esplendor y tradición conmueven a multitudes. Pero que quieren que les diga, que es Plasencia la que me acogió y su señor Nazareno el que me cuida.
Publicado el 11 de abril de 2017
Texto y fotos de Alfonso Trulls para su columna Impresiones de un foráneo
1 comentarios
Querido y estimado amigo. Precioso articulo. Solo una salvedad. Los cofrades no sacamos a nuestras Sagradas Imagenes a PASEAR
Las sacamos a procesionar en estacion de penitencia.
REPITO. PRECIOSO ARTICULO.GRACIAS