
Lo canta la letra del famoso minueto de D. Juan, de Mozart: “Riente marzo apareció/ la alegre primavera a preparar/ y en los almendros empezó/ la escarcha a derramar…” Marzo es un mes que viene de puntillas, sin apenas hacer ruido… diríase que si no fuera por la primavera que nos estalla entre las manos: los almendros florecidos, las mimosas perfumando el aire y las nevadas a la cola de mes de los cerezos en flor, casi no notaríamos su presencia. Esto salvo excepciones que años ha habido hasta con nieve o la sorpresa de un frío polar sin ton ni son. Ya lo dice el refrán: en marzo la veleta ni dos horas está quieta.
De todas maneras, si hacemos caso a los meteorólogos/as y ecologistas/os, el planeta está cambiando, y aquí en La Vera, se nota esta mutación. Los viejos del lugar dicen que antes nevaba más y las altas cumbres de Gredos permanecían con su gorro blanco hasta en verano. Guillem Anglada-Escudé, ese profesor español de Astrofísica en la Universidad Queen Mary de Londres que lleva toda su vida explorando el cielo, nos habla, como última novedad, de la existencia de un exoplaneta, “Próxima B”, el más cercano a la Tierra, que posiblemente nos da alas a la esperanza de encontrar vida en el universo, y, por tanto, podría ser habitable.
Pelillos a la mar, lo importante es que marzo ya está aquí, con su primavera en ciernes, y nos hemos gastado casi los dos meses primeros del año hablando de temporales, gripes y esos otros típicos tópicos, como la crisis, la política, el paro y en fin, esas inquietudes que nos perturban. Pero, tranquilos, que “no hay mal que cien años dure” (mientras no nos pille a nosotros en ese siglo, esos cien años digo, claro).
Como bandera de cultura marzo empieza con buen pie, presentando en la Fundación Academia Europea de Yuste la impronta o matasellos postal del Monasterio de Yuste y de Cuacos de Yuste, con las autoridades de población, Monasterio e instituciones a la cabeza,
Y como buen augurio de paz marzo nos trae, como he adelantado antes, los “cerezos en flor”, esa calmosa nevada con la que nos acaricia cada año la primavera, y cuya fiesta oficial de apertura en este 2017 se marca en el calendario el 31 de marzo. Pero antes ya habrá cerezos en flor, también en la Vera, donde se comienzan también a preparar los terrenos de cara a los grandes productos estrellas como el pimiento y el tabaco, amén de los frutales cuyas yemas reverdean con su ternura infantil en las ramas de los árboles.
De hecho, por aquí ya andan los robles con sus tiernos brotes, se respira un aire limpio y la práctica de cualquier deporte de naturaleza, aunque no sea más que caminar por parajes muchas veces impensables y sorprendentes, es todo un lujo de disfrute.
Publicado: 2 de marzo de 2017