Por enero, bufanda, capa y sombrero

En este nuevo año de 2017 que acabamos de comenzar, los fríos arrecian en la Vera como cortantes cuchillos de fina hoja albaceteña. Poca nieve, pero tiempo helado. Un frío, que se enseñorea en las mañanas claras con apenas brumas, y al que los viejos del lugar llaman “matancero”, por aquello de que “cura” con eficacia los embutidos en los doblados y desvanes, por donde se cuela como si fuera un puro diablo.

Claro que para diablo ya anda suelto por estos aires norteños, con los albores de San Sebastián en ciernes, el “jarramplas”, piornalego, pueblo que goza de los mejores lomos de la zona, para divertir y dar fuerzas a la comparsa del ladrón, el muñeco, con sus colorines y lluvia de nabos.

Luego, apenas entrado febrero, “un rato al sol y otro al brasero”, cambia el tercio invernal y se procesiona a San Blas, el de los hilos al cuello contra los posibles “ahogaos” que Pasarón tiene como patrón con todo lujo de fiestas y en Valverde se celebra con  escopetazos.

Y hablando de cambios de faena, al personal le da en estas mismas fechas, por el  sucedáneo histórico y cultural: la popular ruta de Carlos V, desde Jarandilla a Yuste, último viaje del Emperador, el mismo 3 de febrero, colmado de chocolates y migas, dulces y licores y vino pitarrero con tapas hasta cantar el Te Deum en la basílica de Yuste.

Y para que la fiesta no decaiga resuenan ya de rebote los tambores y flautas de la cabeza del Peropalo, que se siente llegar con los Carnavales, apenas dos días después del santo Blas: La salida de laTurra, las rondas y de tambores y guitarras, convite de los capitanes, borrachera y baile, que corona la Colocación de la Aguja, hasta el Domingo Gordo, la confección del Pelele y la endiablada procesión del silencio, la Vuelta, la judiá, y pare usted de contar que tiempo habrá de abrir boca al respecto, llegado el tiempo.

Pero ahora andamos todavía con los palos de enero, con sus más y sus menos, según se tercie, que para eso cada cual se cocina su plato y su mesa. Pero siempre bien abrigado, porque, como dice el refrán por estos lares veratos “por enero, bufanda, capa y sombrero”. Ojo y cuidado, por tanto con “la salud que no canse… porque si no miras tú por ti no mira nadie”.

Publicado: 10 de enero de 2017

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