En más de una ocasión ha salido a relucir, en este discreto rincón de libros del PlanVE, el nombre de José María Cumbreño, sobre todo como responsable de Ediciones Liliputienses y organizador del encuentro literario Centrifugados, que desde hace dos años viene celebrándose, con éxito creciente (y que no decaiga), en nuestra ciudad. Cada vez que ha aparecido he mencionado, también, desde luego, su condición de escritor, de poeta, pero hasta ahora no había tenido la oportunidad de hablar con detenimiento (al menos aquí) de ninguno de sus libros, y qué mejor excusa para hacerlo que aprovechar la aparición de su último libro de poemas, Contar, publicado hace varias semanas por papelesmínimos, sello cuyo esmerado trabajo de edición tuvimos la suerte de conocer en directo en la primera edición de Centrifugados.
En su último libro de poemas, José María Cumbreño extrema todas las posibilidades de contar, el verbo que le da título. En primer lugar, uno tiene la sensación de que es un libro de recuento, escrito nel mezzo del cammin della mia vita, en el que el escritor se dedica a echar la vista atrás (en poemas como “Julio (El hilo musical)”, “Octubre” o “Noviembre (Catorce años después)”), pero también hacia adelante (como insinúa, por ejemplo, el poema “Mayo”), pero que también se extiende al contar en sentido algebraico del término en poemas como “Los números pequeños” o “Contar con los dedos”, protagonizado por su hija Irene, o al contar en sentido narrativo, que lleva al poeta a indagar en torno a la escritura (y no digo solo de la poesía, pues el quehacer de Chema Cumbreño va más allá de los géneros) en piezas como “Escribir en línea recta” o “Junio”, eso cuando no se convierten, en sí, en concisas y atinadas narraciones, el más puro fruto del contar, como sucede en “Septiembre” o en “Diciembre (Agregar a mis amigos / confirmar amistad)”.
A estas alturas de la reseña probablemente más de uno haya reparado en que muchos de los poemas mencionados llevan por título el nombre un mes. Eso es así porque, en buena medida, Contar es, también, el diario (otra forma de recuento más) de todo un año, de enero a diciembre, una fórmula que casa bien, excepcionalmente, con el tono de intimidad, de confidencia, que emana de sus poemas.
En definitiva, Contar es, no sólo lo por lo que he dicho, sino también por el peso, por la seguridad, por la vehemencia contenida en los versos, en las prosas, en las palabras de José María Cumbreño, un libro de madurez, literaria y vital, un libro intenso que merece (les aseguro) ser leído, y como creo que (esto ya lo he dicho en otras ocasiones, supongo que porque uno también comienza a ser maduro y, con ello, inevitablemente, a repetirse), en el caso de un libro de poemas, no hay mejor invitación a la lectura que leer uno de ellos, les dejo como muestra, para terminar, uno de mis favoritos, “Drama em gente”, un recuento más, fundamental, y enormemente revelador, para cualquier fan que se precie de Pessoa:
El padre de Fernando Pessoa en realidad no era su padre.
Con su hermana hablaba en un idioma extranjero
Sus hermanos eran hermanos suyos sólo a medias.
La lengua en la que aprendió a hablar no era la lengua en la que luego escribió.
Escribía en medio de una multitud, pero vivía solo.
Escribía de pie. Escribía de noche.
Su único amor llevaba el nombre de una heroína suicida.
Se mudó más de veinte veces dentro de la misma ciudad.
Jamás salió de Lisboa. Aunque varias veces llegó al final del mundo. Y regresó.
Contar
José María Cumbreño
Papeles mínimos
15 euros
Publicado: 2 de Septiembre de 2016
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