El norte de Extremadura es un paraíso, también para los selfies, con lugares tan emblemáticos como desconocidos que merecen un tour digno de instagram móvil en mano. Aunque la hospitalidad extremeña invita a dejarse hacer la foto por algún desconocido, como toda la vida, para comprobarlo en persona como buen viajero que se sumerge en su destino.
Un selfie imprescindible en el Meandro Melero
Es seguramente uno de los lugares más impresionantes de Extremadura por el caprichoso recorrido del río Alagón y el pequeño islote lleno de pinos que queda en el centro de todas las miradas desde el mirador de La Antigua. Busca tu ángulo como los niños de la foto superior desde que vayas descendiendo por un pequeño sendero de pizarra, tan característico de la comarca en las cercanías de Riomalo de Abajo, a donde puedes llegar también en coche y disfruta de la paz que transmite una panorámica tan espectacular desde el meandro melero de Las Hurdes.
Un selfie con mucho arte en Sierra de Gata
Sierra de Gata tiene mil y un rincones mágicos, de vegetación exuberante y cargados de historia, pero también se puede recorrer de la mano del arte en un divertido tour que te llevará a descubrir la Sierra de Gata más moderna e innovadora. Elige el mural de Sierra de Gata que más vaya contigo en Villasbuenas, Hoyos, Robledillo, Moraleja, Torre de don Miguel y Perales del Puerto, obras de artistas urbanos extremeños en un proyecto de nombre tan bonito como “Agua dulce”. También en Gata puedes hacerte un selfie gatuno que hace honor al nombre de la localidad porque Gata se llena de gatos en homenaje a Louis Wain.
Un selfie de película romana en Cáparra
Famoso en la época romana, hoy en día puedes hacerte un selfie con el Arco de Cáparra en perfecto estado y al que todo el mundo recuerda de los libros de Historia por su forma cuadriforme, que lo hace único en España. Se encuentra en el segundo yacimiento romano en importancia de Extremadura tras Mérida por su ubicación en plena Vía de la Plata y pertenece a la comarca de Tierras de Granadilla. Busca tu perspectiva para hacerte un selfie histórico con un arco que data de la misma época que el Puente de Alcántara o el Acueducto de Segovia. Y si es en primavera, hasta puede ser un selfie con modelo romano en Floralia.
Un selfie tradicional en Montehermoso
Si hay un souvenir extremeño por antonomasia, ese es la gorra de montehermoseña, trenzada artesanalmente con pajas y adornada con lanas de mil colores. Todo un símbolo ya no solo de esta localidad del Valle del Alagón, donde te puedes llevar un selfie de lo más autóctono con la pareja de montehermoseños en bronce que mejor representa el folklore extremeño y que decora el parque municipal Príncipe Felipe, el corazón verde de Montehermoso, que es la cuna del tipismo extremeño. Por cierto que la mujer de la escultura supera en estatura al hombre precisamente por la gorra de montehermoseña y en febrero, el selfie puede ser de lo más festivo con los Negritos de Montehermoso.
Un selfie medieval en Plasencia
Un selfie con vistas es el que ofrece la Torre Lucía de Plasencia, cuyas murallas hablan del pasado medieval de esta histórica ciudad fundada por Alfonso VIII y se pueden recorrer desde lo alto para obtener una panorámica asombrosa sintiéndose, incluso, protagonista de alguna aventura de la Edad Media. Pero con cuidado con el palo del selfie en las alturas, que son tan envolventes que permiten divisar hasta el Valle del Jerte y la sierra de Santa Bárbara y te pueden hacer volar la imaginación.
Un selfie en la puerta de Extremadura, en Baños de Montemayor
Baños de Montemayor es la puerta norte de Extremadura, la que conduce directamente a los baños termales de origen romano que han hecho famoso al balneario de Baños y donde mayores, pero cada vez más parejas y pandillas de jóvenes, acuden en busca de circuitos relajantes y pueden aprovechar para hacerse un selfie panorámico en la llamada curva del Portazgo. Situada en la N-630, ofrece vistas al Valle del Ambroz con el pantano de Baños al fondo, su campanario y los tejados como una imagen de postal. Enfrente pueden encontrarse hasta colas de vecinos yendo a por agua medicinal a una fuente, otra escena curiosa.
Un selfie con vistas al Valle del Jerte
El Valle del Jerte ofrece un sinfín de rincones y situaciones hasta para selfies de lo más divertidos a punto de hacer, por ejemplo, barranquismo, pero si se quiere tener una visión global del Valle del Jerte, lo recomendable es subir hasta el puerto de Tornavacas, en el límite con Ávila y donde nace el río Jerte, desde donde se obtienen vistas excelentes de toda la comarca. Un lujo para los sentidos que invita a descender por la carretera lentamente y recorrerla paso a paso llevándose todo un selfie paisajístico.
Un selfie de leyenda con la Serrana de la Vera
En Garganta la Olla te puedes hacer hasta un selfie con un mito, la serrana de la Vera, en el mirador que lleva su nombre y que está en la carretera que une Garganta con el Monasterio de Yuste. Desde las alturas y junto a la estatua de la Serrana se puede ver el pueblo, las montañas que lo circundan y a lo lejos la inmensidad de La Vera. Es ideal para hacer un selfie con una imagen de postal al fondo, lo difícil será fotografiar el bonito sonido que hace el agua de la garganta al caer por las piedras y que hay que llevarse en el recuerdo.
Un selfie a vista de pájaro en Monfragüe
Monfragüe es, junto a la Garganta de los Infiernos en Jerte, uno de los lugares más visitados y fotografiados de Extremadura y dentro del parque nacional, hay un rincón donde se puede contemplar la inmensidad del paisaje, el tiempo se detiene y pueden sobrevolarte, en vida, los buitres. Es el castillo de Monfragüe, un enclave ideal para el avistamiento de aves rapaces desde la única torre que conserva y que qué mejor nombre podía tener que el de la Torre del Homenaje. Porque un selfie ahí es como darse un homenaje.
Un selfie aromático en Almaraz, tierra de orquídeas
En Almaraz tienen la suerte de vivir entre casi veinte variedades de orquídeas con lo que es todo un referente para el turismo de los sentidos y un selfie ideal obliga aquí a echarse al campo en busca de esta sugerente planta. Por ejemplo al El Sierro, un cerro calizo de gran valor botánico, o a seguir la llama senda de las orquídeas tras hacer parada por el Orchydarium de Almaraz, el paraíso de las orquídeas en el que es un centro único en Extremadura y se encuentra en la comarca de Campo Arañuelo.