
Aunque su topónimo es un claro y concreto, no obstante Guijo de Galisteo es conocido por todas estas latitudes del norte cacereño como “El Guijitu Quemau”. Lo de “Quemau” viene a cuento por ciertos desencuentros con los franceses, allá por aquellos años de la Guerra de la Independencia. Cuentan (hay varias versiones) las voces antiguas que, viniendo dos columnas de gabachos por los parajes de “Loh Moríhcuh” y “El Tiriñuelu”, fueron emboscadas al atravesar el llamado “Arroyu Grandi”, junto al antiguo camino de Coria y dando vistas a los predios de “Masaculo”, por los guerrilleros que, posteriormente, formarían parte de la cuadrilla antiabsolutista de “Los Muchachos de Santibáñez” (sus tres principales adalides y muchos de sus miembros eran de la localidad de Santibáñez el Bajo). La masacre fue histórica. Por ello, en venganza, días después, los franceses quemarían parte del pueblo.

Este lugar, que no fue aldea alguna denominada “Villa Sillicosa” (invención de algún erudito local), fue repoblada en el siglo XII por gente venida del antiguo Reino de León, manteniendo, por ello, una variante lingüística, como otros muchos pueblos de la zona, del habla astur-leonesa. Conserva vestigios antiquísimos en los parajes de “El Valli de la Niña”, “La Quesera del Moru” (asentamiento rural romano) o “Loh Cahtilléjuh” (castro protohistórico donde se halla el importante petroglifo del “Canchu del reló”). En los muros de la ermita de “Los Antolínih”, hay embutidas diversas aras romanas.

Y si otras villas y lugares cuentan con un “Cristo de la Paz”, Guijo de Galisteo, como varios pueblos más, rinde culto y devoción al Cristo de las Batallas. Hogaño, tal y como nos ha hecho saber María Jesús Sánchez Gordo, antigua alumna que fue de nuestro instituto de Montehermoso e hija de la localidad, las fiestas se iniciarán el propio día 14 de septiembre, que es cuando se conmemora la Exaltación de la Santa Cruz. Como pueblo apegado a sus tradiciones (cuenta con antiquísimas danzas estudiadas por el insigne folklorista Manuel García Matos), el tamborilero despertará al vecindario, al que acompañará en las solemnes misa y procesión. Tras el vino de honor, la charanga “Serafín Peña” alegrará bares, calles y plazuelas. Por la noche, pregón de fiestas y fuegos artificiales, finalizando la jornada con una verbena popular, a cargo del grupo “Destino”. El jueves, día 15, los devotos guijiteños podrán disfrutar de otra misa y otra procesión. Seguirá el charangueo, tamborilero, el cante y el baile por los lugares acostumbrados y, al acabar la cena, tendrá lugar la segunda verbena de fiestas, amenizada por la orquesta “Suroeste”. En lo que concierne al viernes, día 16, al mediodía los vecinos podrán entretenerse con la obra de teatro “¡Ánimo, señor cura!”, representada en el hogar del pensionista. Cuando salgan las estrellas, disco-móvil, con Paco Santos.

Las fiestas tocarán a su fin en la jornada del sábado, día 17 de septiembre, cuando todo el mundo meterá la cuchara en el copioso y sabrosísimo guiso de patatas con carne que se repartirá de forma gratuita por los bares de la población. A media tarde, llegarán los espectáculos taurinos que tanta polémica suscitaron cuando en junio de 2012 se celebró un referéndum en los tres pueblos que componen el concejo, ya que Guijo de Galisteo cuenta con dos pedanías: Valrío y El Batán.

Se pensó destinar la mitad de los 30.000 euros presupuestados para creación de empleo en el municipio, pero las pedanías dijeron que verde las habían segado. Ganaron éstas por una amplia mayoría, pese a que el nivel de desempleo superaba el 25%. En Guijo de Galisteo, la mayoría de los votos fueron en aras de la reducción del presupuesto tauromáquico. Posiblemente, sus vecinos habían escuchado al genial poeta y dramaturgo Lope de Vega, que ya rimaba en el siglo XVI aquello de “No te falta razón,/ que esta fiesta bruta/ solo ha quedado en España./ Y no hay nación que una cosa/ tan bárbara e inhumana/ si no es España consienta”.

Y cuando pase el trago de la tauromaquia, se pondrá el broche final con la tercera verbena de fiestas, con la actuación de la orquesta “Sandoval” y, más tarde, siendo noche bien cerrada, se pondrá en funcionamiento la disco-móvil, con Javi Pájaro como animador. A medida que vaya asomando el lucero del alba, los cuerpos, agotados por tanta fiesta, irán en retirada y… ¡a esperar otros Cristos para el año que viene!
Publicado: 11 de Septiembre de 2016