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El Cerezal celebra a “la Señorina”

Nos contaban nuestros buenos amigos de la preciosa alquería de El Cerezal, la que se levanta allá donde se juntan los ríos “Marvillíú” (Malvellido), Jurde (Hurdano) y la garganta de “Arrocerezá”, que, antes de que la pedanía (concejo de Nuñomoral) fuera bautizada con el nombre que ostenta en la actualidad, hubo en el mismo área un pueblo que se llamó El Maúl.  Nombre éste que se pierde en el nebuloso mundo de los valles y montañas de Las Hurdes y que se empapa de hermosas y misteriosas leyendas.

Al norte de la aldea, se levanta el majestuoso cerro de “El Collau”, donde se llevó a cabo la primera excavación arqueológica realizada en la comarca jurdana a lo largo de su historia.  Excavación a cargo de la Junta de Extremadura, que tuvo sus luces y sus sombras y que quedó inconclusa.  Era uno de los muchos asentamientos de la Edad del Cobre, que en ocasiones también cabalgan por la Edad del Bronce, que salpican estas fragosas tierras.

En “El Collau” aparecieron dos ídolos-estelas diademados, que, junto con otra multitud de piezas arqueológicas encontradas superficialmente o al realizar labores agrícolas, fueron arrebatadas de mala manera por la Administración en 1995.  Estas piezas, de las que tenía detallada cuenta la consejería de Cultura de la Junta de Extremadura, se custodiaban para el prometido “Museo de Las Hurdes”, que se iba a levantar en la antigua factoría de “El Jordán”, en Nuñomoral.  Pero las promesas fueron agua en una cesta y, hoy en día, el 98% de los vestigios arrebatados duermen el sueño de los empolvados en los sótanos del Museo Provincial, conocido como “Las Veletas”.   Entre las piezas incautadas, varios dijes y abalorios que, aparte de su valor etnográfico, tenían gran valor afectivo para sus dueños, al ser herencia de sus mayores.  Aún los están reclamando.

EL CEREZAL, CARTEL FIESTAS 2016
Comisión de festejos

Pues en esta recogida y pintoresca aldea de El Cerezal, donde tenemos tantos amigos y tantas emociones compartidas, están a punto de  echar a andar las tradicionales fiestas de Nuestra Señorina, que es así como se conoce a la festividad de la Virgen de la Asunción.  El viernes, día 12 de agosto, se dará el pistoletazo de salida con la inauguración de la barra comunal y, luego, quemando energías en un campeonato balompedístico.  Cuando la noche se cierre en banda, se celebrará una verbena popular, amenizada por la orquesta “Pelican  Baud”.  Y por si no fuera poco, a las cinco de la madrugada, iniciará sus acordes una disco-móvil.  Después de tanto ajetreo, los “jabalínih” (jabalíes), que así son conocidos cariñosamente los vecinos de tal alquería, repondrán fuerzas el sábado, día 13, cuando todos quedan invitados a degustar sabrosos pinchos, acompañados de “la polienta” (vino casero), a eso de las catorce horas.

Preparando las parrilladas para alimentar a los socios del "Club de las tonterías".  Fiestas 2015 (Foto: Aste Velaz)
Preparando las parrilladas para alimentar a los socios del “Club de las tonterías”. Fiestas 2015 (Foto: Aste Velaz)

Por la tarde, tienen programa una de esas polémicas “guerras del agua”, cada día más puestas en entredicho por aquello de que ese derroche del líquido elemento es toda una afrenta a aquellas comunidades que no tienen el agua potable al alcance de sus manos, sufriendo gran deterioro higiénico y sanitario.  Continuará el campeonato de fútbol, y por la noche, a las 21, 00 horas, chipirifláutica cena del “Club de las tonterías”, a la que seguirán animados bailes charangueros hasta que dé en gloriar el nuevo día.   En la jornada del día 14, domingo, seguirán la música y las degustaciones y se dedicará la tarde a una colorista fiesta infantil.

Los veraneantes extasiados ante un dios de la música popular:  Tío Manuel "El Canu", en las fiestas del pasado año (Foto: Aste Velaz)
Los veraneantes extasiados ante un dios de la música popular: Tío Manuel “El Canu”, en las fiestas del pasado año (Foto: Aste Velaz)

Como no podía ser por menos, máxime en un pueblo que siempre fue muy pródigo en esos geniales músicos populares de gaita y tamboril, los tamborileros locales, Tío Manuel “El Canu” y Tío Enrique “Montoya”, aparecerán a primeras horas de la mañana del día grande (15 de agosto), haciendo caracolear sus notas en las “arboráh” y en los “pasacállih”.  Más tarde, asistirán a las solemnes misa y procesión.  Y a la hora de comer, todo el mundo queda invitado a ponerse las botas con una gigantesca paella, que nunca fue plato tradicional de Las Hurdes, pero que parece  que está de moda en muchos acontecimientos festivos.  Paella bien regada y musicada por los toques de la charanga de turno.  ¡Y hasta el año que viene!

Publicado en agosto de 2016

 

 

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