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Las Hurdes celebra este año a Santa Ana en Martilandrán

Entre los papeles llenos de humedades, manchas, ratoneados y descoloridos que hallamos por el suelo, hace ya un montón de lunas, en la antigua y arruinada factoría de “El Jordán”, situada al pie del cuartel de la Guardia Civil, en Nuñomoral, había varias fichas de José Bueno Rocha.  Este ilustre personaje, nacido en Navalmoral de la Mata, anduvo de cura por Las Hurdes y recogió interesantes muestras de la cultura oral y tradicional de dicha comarca.  En una de sus fichas, se lee: “Martilandrán,/ricos de leña,/pobres  de pan./Esos “gargueños”/¿qué comerán?/-Berzas y nabos/y castañas pilas/bien socochás”.

Dicen que a los nobles y trabajadores vecinos de Martilandrán les llaman “garguéñuh” porque siempre se caracterizaron por abundar en dicha alquería gente con la color trigueña, cabello y ojos claros y ser “langarétuh” (de constitución seca y estirada, como los galgos).  Al igual que en la mayoría de la comarca jurdana, antaño era escaso el pan de trigo, por no ser aptas esas abruptas sierras para la siembra de tal cereal.  En su lugar, se hacían “rózuh” en las laderas menos pendientes y se sembraban de centeno, con el que se fabricaba el pan.  Pero sus liliputienses huertecillos aún siguen produciendo estimados tubérculos, legumbres y hortalizas, amén de hermosos frutales.  A media montaña, mucho castaño, aunque la epidemia de “la tinta” del siglo XIX, exterminó miles de ejemplares centenarios.  Con las castañas blancas y secas, se preparaban los “socohónih” (castañas cocidas en leche de cabra), plato muy nutritivo y muy común, hasta no hace muchos años, en la dieta de los jurdanos.

Martilandrán /Hurdes, espacio natural
Martilandrán /Hurdes, espacio natural

Cierto es que la iglesia donde se alberga la antigua talla de Santa Ana se encuentra en la alquería de La Fragosa, a un tiro de honda de Martilandrán.  El ilustre historiador extremeño, nacido en Trujillo, José Antonio Ramos Rubio, dice de esta talla que es “una obra artística de gran calidad” y considera que fue tallada entre 1490 y 1510.  La tradición afirma que procede del antiguo convento que los franciscanos levantaron en el siglo XIII al pie de la conocida cascada de “El Chorritu de loh Ángilih”, cerca de la alquería de Ovejuela.   El templo que alberga la imagen está en Fragosa, pero las fiestas en honor a Santa Ana se alternan, de un tiempo a esta parte, entre estas dos alquerías que se asoman vertiginosamente hacia las fauces del río Malvellido (o “Marvillíu”, como dicen los jurdanos).

Comisión de Festejos.
Comisión de Festejos.

Este año, después que hoy, día 21 de julio, se realice en concejo abierto la votación popular al sitio de “El Manaeru” para elegir al rey y a  la reina de las fiestas, soltará el “cuhetazu” el viernes, al caer la tarde e inaugurarse la barra comunal.  A continuación, el cartel del festejo anima a los vecinos a calzarse las zapatillas y a “zumbeá” con “Hurdes-Fitness”.  Por la noche, verbena a cargo del grupo “Évanix”.  Respecto al sábado, día 23, el personal madrugará de  lo lindo para disponerse al alegre pasacalles, en el que no faltarán el café, el aguardiente y las perrunillas para todos los asistentes.  Por la tarde, habrá torneos varios y, después de la cena, otra verbena, amenizada por la orquesta “Dominó”.  En sus descansos, se celebrarán concursos de pasodobles, jotas y otras danzas de la zona, a fin de que los más jóvenes aprendan y defiendan el folklore de su tierra.

A la derecha, Tío Jesús Crespo (genial tamborilero que fue del "Valli del Marvillíu"), en el bar de "El Reme" . (Foto: F.B.G.)
A la derecha, Tío Jesús Crespo (genial tamborilero que fue del “Valli del Marvillíu”), en el bar de “El Reme” . (Foto: F.B.G.)

Volverá un nuevo pasacalles a primeras horas de la mañana del domingo, 24 de julio.  Por la tarde, campeonato de tute, y a las 23,00 horas, disco-móvil, a la que acompañará la denominada “Fiesta de los regalos”.  El lunes, 25, estará animado por los juegos infantiles y el cine para todos, en la plaza de la alquería.   La jornada principal es la del 26, festividad de Santa Ana.  No hace muchos años, apenas salir el sol, el tamborilero, figura ancestral y emblemática de Las Hurdes, desgranaba sus arcaicos sones por las retorcidas calles de la aldea.

Procesión de Santa Ana, en una edición anterior. (Foto: Benjamín Domínguez Iglesias)
Procesión de Santa Ana, en una edición anterior. (Foto: Benjamín Domínguez Iglesias)

A media mañana, la  misa y la solemne procesión, donde también el tamborilero lanza sus melodiosos sones procesionales, que jamás podrán ser sustituidos por otros toques instrumentales.  La charanga avivará el ambiente festivo después de los actos religiosos.  Al atardecer, actuación del grupo de danzas “Los Galanos”.  Más tarde, la cena de hermandad y, finalmente, la fiesta-sorpresa.  Y ya solo queda una cosa: tener paciencia y aguardar a los festejos del año que viene.

Publicado en julio de 2016

 

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