A lo largo y ancho del territorio de Las Hurdes, hay muchos topónimos que se emparentan con la palabra “roble”. Incluso dos aldeas o alquerías llevan el nombre de El Robledo, una perteneciente al concejo de Casares de Las Hurdes y otra a la de Pinofranqueado. Todo ello es la irrefutable prueba del grandioso robledal que cubrió en tiempos la comarca jurdana, acompañado por bosquetes de encinas, alcornoques, quejigos, mostajos, enebros, tejos y abedules, amén de otras especies arbustivas en las márgenes de ríos y gargantas.
La repoblación con la especie alóctona “pinus pinaster” en la década de los 40 y 50 del pasado siglo, se cargó el bosque autóctono. Las sierras comunales, aprovechadas integralmente por los jurdanos, pasaron a depender del Patronato Forestal del Estado y, como eran tiempos de dictadura, las protestas fueran acalladas con una represión brutal. Antes, también habían hecho su agosto los madereros portugueses, que talaron, mediante compra, infinidad de especies autóctonas.
En esta ocasión, nos toca hablar de Robledo de Pinofranqueado, que el 28 de julio inicia sus fiestas de la Virgen. Vírgenes y capillas que, como dijimos en alguna que otra crónica, se remontan a los primeros años de la actual etapa democrática (o partitocrática, que es lo que hay), cuando mandaba la UCD y hubo altos responsables que de la Administración, auténticos herederos de la España Imperial y Católica, que decidieron implantar pequeños templos y vírgenes y santos de todo tipo en la mayor parte de las pedanías jurdanas.
A Robledo de Pinofranqueado le correspondió la Virgen de Fátima, como le podía haber correspondido Nuestra Señora del Brezo, que era un nombre más acorde con sus montañas. El caso es que las fiestas cuajaron y después de que el personal haya descabezado una siesta, se llevará a cabo el montaje y apertura de la barra popular. A continuación, se dará paso al campeonato de fútbol-sala. El viernes todo el vecindario, además de los invitados, participará en la cena tradicional, bajo la inmensidad azabache y estrellada de la impresionante noche de Las Hurdes. Repuestas las fuerzas, no hay mejor forma de desengrasar que bailando al son de la disco-móvil dj Javi “Pájaro”.
El sábado, día 30, la jornada será completísima. Apenas aparezcan las claras del día, Tío Fausto sacará su gaita y tamboril y Nico echará mano de su acordeón. Ambos, acompañados por toda la mocedad del pueblo, irán tocando y cantando la “Arborá” por las ensortijadas calles de la alquería, animando a los vecinos a que se tiren de la cama y se vayan preparando para la misa mayor y la solemne procesión, en cuyo cortejo se volverán a oír los toques del tamborilero, como mandan los cánones de la más pura tradición. Un rato más tarde, la comisión de festejos llamará a todo el pueblo para degustar los pinchos preparados para la ocasión, acompañados de refrescos y bebidas espirituosas. Por la tarde, campeonato de tute, juegos infantiles y la tradicional y curiosa “Tirá de la azá”, donde el personal demostrará su maestría lanzando lo más lejos posible el “zachu” o “azá” (sacho o azada). Las fiestas se rematarán con una verbena, animada por la orquesta “Sandoval”.
Publicado en julio de 2016
1 comentarios
Sigo tus reportajes sobre las fiestas de Las Hurdes. Su contenido es completo. Gracias por tu información. Ya sé que Las Hurdes son para ti como una segunda casa.