No cabe duda: si cada comarca airea el cartel de su oferta más atractiva, el de la comarca de la Vera es el agua. El agua que se prodiga por doquier, bien sea descendiendo de las altas cumbres de Gredos por arroyos que vierten en las gargantas sombreadas o bien festoneando entre plantíos y huertas en sus numerosas lagunas o charcas, arroyos, fuentes, pozos y veneros. El agua como reclamo turístico, como secuaz agente climático pero también y, sobre todo, como generador de riqueza.
Con el asalto del verano, sin dejar espacio para la primavera, nos vamos a referir en nuestra bitácora al tema del agua como como elemento de solaz para el turista o viajero que nos visita en esta época del año.
Hace poco Onda Cero de Navalmoral, con la colaboración de otras instituciones y el sector empresarial, tuvo la original ocurrencia de publicar mapa o plano plegable que lleva por título “La Vera, destino verano”, en el que figuran las gargantas que pueblan nuestro geografía verata “esa franja paradisíaca –como decía José María Pereda– que se extiende entre los coletazos de la sierra de Gredos y los del río Tiétar”.
En el citado plano figuran perfectamente ubicadas las gargantas existentes: Mayor, Pedro Chate, Gaucho, San Gregorio, Jaranda, Vadillo, Cuartos, Río Moro, Naval, Gualtaminos, Michones y Alardos; y entre se reparten treinta y cinco piscinas naturales o zonas de baño, muchas de ellas acompañadas de los correspondientes servicios: el Lago Alonso Vega, Las Pilas, Trabuquete, Puente Cuartos, etc. etc.
Lugares que a lo largo de su cauce de aguas nos sorprenden, si los recorremos saliendo de las carreteras, con cascadas en irisados abanicos, recónditos rincones de arenas y auténticas piscinas naturales entre canchos sombreados por nogales, avellanos, chopos, etc. donde la charla tranquila o el simple contemplar del agua rumorosa, nos transportan a paraísos insólitos y casi inconcebibles.
El escritor Azedo de la Berrueza, en el siglo XVI, ya describía esta comarca: “la tierra es de su naturaleza de un buen clima, apacible, delicioso y recreable, de aires puros y salutíferas aguas, y en todo tiempo una entretenida floresta donde ni el verano el molesto en los calores ni el invierno es penoso en el rigor de los fríos”.
En fin, qué les voy a contar que no sepan… pero viene bien recordar estos sitios en los que uno puede refugiarse huyendo de los calores del estío, con las aguas claras y frías, donde, como dicen los “viejos” del lugar, “cinco minutos de baño y frescos para todo el día”.
Publicado el 15 de junio de 2016
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