Descubre la Extremadura más romántica por San Valentín o cuando quieras, con una ruta por aquellos lugares en los que se vivieron grandes historias y leyendas de amor.
Porque está claro que Extremadura enamora y no solo a los viajeros de ahora, ya que ha sido escenario de pasión a lo largo de los siglos, así que una original manera de conocerla es esta ruta de enamorados por la Extremadura más romántica.
La Plasencia de Alfonso VIII y Leonor
El fundador de Plasencia, Alfonso VIII y Leonor de Plantagenet se casaron cuando ella era una niña y vivieron una historia de amor a pesar de los devaneos que algunos cronistas achacan al monarca. La pareja murió el mismo mes de octubre de 1214, primero el rey y después la reina, una coincidencia que hay quien interpreta como un signo de amor.
Plasencia recuerda a Alfonso VIII con una estatua en la Puerta del Sol y justo enfrente está la calle dedicada a Leonor de Plantagenet que conduce hasta el espléndido parque de La Isla.
Hervás y la historia de la princesa mora
En Hervás, el pueblo del Valle del Ambroz con una judería de las mejor conservadas de España, vivieron su historia de amor la princesa mora Zoraida y el pastor Arcadio. Ella se escapaba de la fortaleza, la actual iglesia de Santa María, por los túneles secretos que unían el edificio con el río Ambroz. Iba sacando joyas para que Arcadio juntara una dote con la que pedir su mano, hasta que en casa echaron de menos un valioso collar que pertenecía a los Señores de la Torre del Ambroz, dueños de aquellas tierras, que también se guardaba en la fortaleza. El hurto supuso que los padres de Zoraida fueron ejecutados, Arcadio abandonó el pueblo y de la princesa mora nunca más se supo.
El tesoro no apareció y hay quien todavía sigue buscándolo en Hervás, donde cada verano se recrea Los Conversos, una teatralización al aire libre en la que intervienen los vecinos y en la que se recrea la expulsión de los judíos.
Portezuelo y la Bella Marmionda
El castillo de Portezuelo es la foto fija de esta localidad del Valle del Alagón, una fortaleza del XII en la que un siglo antes se enamoraron Marmionda, doncella mora, y un soldado cristiano apresado por el alcaide, padre de Marmionda. Cuando le rescataron juró volver y ella pasaba los días asomada a la atalaya esperándole. Vino, pero el ejército musulmán cargó contra él y Marmionda, al verlo caer del caballo, se tiró desde el castillo yendo a parar su cuerpo junto al de su amor. Se reanimó al verla tendida a su lado pero al comprobar que estaba muerta, subió y se lanzó desde el mismo sitio muriendo junto a Marmionda.
En Portezuelo dicen que las manchas oscuras de las piedras del castillo son la sangre de los enamorados y en primavera se celebra un festival medieval en el que se recrea la leyenda de la Marmionda.
Garganta La Olla y La Serrana de La Vera
La sierra de Tormantos en las inmediaciones de Garganta La Olla fue donde la noble placentina Isabel de Carvajal vivió en una cueva, despechada después de que el sobrino del obispo de Plasencia del que estaba enamorada la traicionase. Se convirtió en una mujer vengativa que seducía a los hombres para después matarlos, hasta que la autoridad de la época ordenó su captura y fue colgada en Plasencia.
A la Serrana de La Vera se la recuerda en canciones y romances y también con una estatua en la carretera que va del Monasterio de Yuste a Garganta la Olla. En la localidad cada verano se celebra el Día de la Serrana de La Vera y la fiesta popular de Los Danzantes, una de las de mayor tipismo de Extremadura.
Cáceres y la Mansaborá
La doncella mora Mansaborá vivía con su padre el cadí musulmán en la Torre de las Veletas que era la fortaleza de Cáceres y en el asedio cristiano por parte de las tropas de Fernando IX se enamoró de un soldado del ejército enemigo que cada noche entraba a verla a través de un pasadizo secreto que le abría una sirvienta. Loca de amor, Mansaborá acabó entregándole la llave que él utilizó para que su ejército invadiese la ciudad. El gobernante furioso recluyó a su hija y a sus doncellas a los pasadizos de la fortaleza.
Cuentan que cada 23 de abril de noche, cuando Cáceres celebra San Jorge, salen convertidas ella en gallina y sus sirvientas en polluelos cubiertas de oro en busca de amor por Cáceres, uno de los lugares Patrimonio de la Humanidad de Extremadura.
Garrovillas de Alconétar y la sirena del Tajo
Garrovillas de Alconétar tiene una de las plazas más bonitas de España, considerada entre las más representativas de la arquitectura civil de los siglos XV y XVI. La localidad de la mancomunidad Tajo-Salor es el escenario de la leyenda de la sirena, personaje en el que se convirtió una joven después de que su madre la condenase a vivir como un pez bajo el agua porque rechazaba al hombre del que la hija estaba enamorada.
Dicen que en las noches claras la sirena emerge del Tajo, el gran río del norte de Extremadura, y seduce a los pescadores que acaban ahogados hechizados por su belleza.
La Vera que enamoró a Carlos V
Cuando Carlos V se retiró al monasterio de Yuste metió en el equipaje un cuadro pintado por Tiziano en el que aparecía junto a su mujer Isabel de Portugal, con la que vivió un amor apasionado. Ese lienzo estuvo colgado en su habitación del palacete para contemplar el rostro de su amada en su retiro en La Vera, donde murió, uno de los destinos turísticos por excelencia en Extremadura donde cada año se celebra la Ruta del Emperador.
Aún hoy puede contemplarse entre las paredes del monasterio una copia del cuadro, además de la cama y la silla del emperador. También puede verse a través de sus ventanas y balcones la belleza de la zona que rodea el lugar de retiro de Carlos V.
Valencia de Alcántara y la Boda Regia
La primogénita de los Reyes Católicos, la infanta Isabel y el rey de Portugal, Manuel I, se casaron en 1497 en Valencia de Alcántara, uno de los destinos de Extremadura que comparten frontera con el país luso. En recuerdo de este momento histórico, en Valencia de Alcántara y en la localidad portuguesa de Marvao se celebran cada verano las Jornadas Transfronterizas La Boda Regia, con recreaciones históricas del casamiento, conciertos, senderismo y talleres infantiles.
Granadilla, el final de ‘Átame’
Granadilla es un pueblo museo a orillas del pantano de Gabriel y Galán en el que Pedro Almodóvar rodó el final de su película ‘Átame’ en 1989, donde cuenta la historia de amor entre Antonio Banderas y Victoria Abril, una actriz porno secuestrada por el primero. “Átame equivale a Te Quiero”, dijo el director en el estreno de esta cinta que convirtió en plató de cine Granadilla, el pueblo que recobra vida cada puente de noviembre y 15 de agosto cuando los vecinos que tuvieron que abandonarlo por la construcción del embalse se reúnen para recordar los viejos tiempos. Rodeada por un excepcional paisaje de naturaleza es uno de los destinos imprescindibles en Extremadura y se puede visitar durante todo el año.
Como en la foto superior que ilustra este texto, te invitamos a recorrer Exremadura y vivir tu propia historia de amor.
Publicado en febrero de 2016