(Transcripción del audio Mérida Capital Iberoamericana de la Cultura Gastronómica, dirigido a estudiantes de español)

Ser Capital Iberoamericana de la Cultura Gastronómica 2016 aporta a Mérida un atractivo turístico más que la convierte en puente intercultural entre América y España con parada en Extremadura.
El título lo concede la Academia Iberoamericana de Gastronomía. Reconoce la excelencia de algún destino de los países que la integran: Brasil, Chile, Colombia, México, Perú, Portugal y España.
Mérida hace crecer su agenda con eventos que potencian la gastronomía, la cultura, el patrimonio histórico y los recursos naturales.
En este objetivo se han unido Junta de Extremadura, Ayuntamiento de Mérida y empresarios para organizar actividades que colocan a la región en la primera fila del interés turístico internacional.
Pasear por Mérida monumental exige hacer parada para sacarle todo el jugo a Extremadura: una sugerente propuesta para la que están preparados restauradores y hosteleros.
Magos de los fogones que trabajan con la ternera, el cerdo y el cordero. Manjares que se crían entre encinas de la dehesa de la que toma su nombre su embajador, el Jamón Dehesa de Extremadura.
Quesos de Los Ibores, La Serena y El Casar se convierten en un delicioso entrante para ir abriendo boca a platos regados con aceites de La Serena o Gata-Hurdes.
Miel de Villuercas-Ibores o el imprescindible Pimentón de La Vera que, precisamente, es el logotipo de Mérida Capital Iberoamericana de la Cultura Gastronómica.
De postre, un remate perfecto con las cerezas que crecen en el Valle del Jerte.
Mérida reúne atractivos de sobra para convertirse en destino ineludible de los viajeros. Magníficos monumentos en una ciudad de más de 2.000 años: el Teatro Romano que cada verano acoge el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida; el Acueducto de Los Milagros, el Templo de Diana, el Puente Romano, el Arco de Trajano.
Un legado arqueológico y patrimonial de incalculable riqueza, que llevó a la Unesco a declarar Mérida como ciudad Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1993.
Una Mérida bimilenaria del siglo XXI, a pedir de boca, a la que merece hacer sitio en la agenda viajera.
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