Máscaras, caretas, disfraces y caras tiznadas de negro para abrir el calendario festivo del norte de Extremadura.Jarramplas en Piornal, Las Carantoñas en Acehúche, Los Negritos en Montehermoso y La Noche de Antruejos en Plasencia, citas imprescindibles en el inicio del calendario de fiestas en enero y los primeros días de febrero, que todo viajero curioso debería anotar en su agenda.
JARRAMPLAS, EN PIORNAL
Este año, además, Fiesta de Interés Turístico Nacional, Jarramplas saldrá aún con más energía a las calles de Piornal el 19 y 20 de enero para recibir, a golpe de su tamboril, la lluvia de nabos que le arrojan los vecinos a modo de castigo porque dicen los ancianos del lugar que fue un ladrón de ganado. No se sabe a ciencia cierta de dónde procede la tradición, pero lo cierto es que para todo piornalego es un orgullo encarnar a Jarramplas bajo la máscara cónica y el traje lleno de cintas multicolores. Dado que es el pueblo más alto de Extremadura, en el Valle del Jerte, es frecuente que nieve por estas fechas, pero el calor lo pone la hospitalidad de su gente.
LAS CARANTOÑAS, EN ACEHÚCHE
Por San Sebastián, el 20 de enero, Acehúche se llena de personajes con las cabezas cubiertas por caretas monstruosas con o sin pieles de animales y de la mano, arrastran una rama seca de acebuche. En la Rivera de Frenedosa se dice que esta Fiesta de Interés Turístico Regional representa el martirio de San Sebastián, que fue respetado por las fieras, y lo cierto es que las carantoñas salen a reverenciar al santo cuando, entre cantos y danzas, lo sacan en procesión y mientras los tiradores disparan al aire. Antes las mozas habrán engalanado las calles ataviadas a la usanza tradicional. Las carantoñas son finalmente dispersadas por la presencia de La Vaca Tora, con cuernos y un gran cencerro.
LA NOCHE DE ANTRUEJOS, EN PLASENCIA
La madrugada del 16 de enero, en Plasencia, tenían por costumbre disfrazarse y quemar lo malo del año anterior antes de celebrar, una vez amanecido, a San Fulgencio, el patrón de la ciudad. Es una tradición que vuelve tímidamente con una hoguera en la zona monumental y participantes con caretas o disfraces. También tímidamente vuelve la tradición de San Fulgencio con degustación de dulces típicos, migas extremeñas y vinos en la plaza Mayor al ritmo del tamboril. Sobre todo por el empeño de la Asociación de Amas de Casa y Consumidores.
LOS NEGRITOS DE SAN BLAS, EN MONTEHERMOSO
El 2 y 3 de febrero, seis danzarines ataviados con el traje típico montehermoseño y con la cara tiznada de negro recorren las calles de Montehermoso danzando al son del tamboril y a las órdenes del Palotero, cuya vestimenta contrasta y llega a parecer el bufón de los Negritos que, sin embargo, inician la fiesta la noche de las candelas, el 2 de febrero, con las caras lavadas. Será el día grande, el día 3, por San Blas cuando se les realiza el ritual del tiznado de caras como manda la tradición. La leyenda habla de que eran una antigua familia que acudía a pedir limosna y que decidió ocultar sus rostros para seguir bailando cuando se les acabó el repertorio. Hoy en día es Fiesta de Interés Turístico de Extremadura y seña de identidad de Montehermoso, en el valle del Alagón.
Publicado en diciembre de 2014