El Festivalino de Pescueza es mucho más que un encuentro musical al uso. Dicen los pescozanos que “es un sueño hecho realidad”.Es una demostración de que el mundo rural sigue vivo y de que los pequeños pueblos extremeños tienen mucho que decir.
Es una fusión de tradición y de modernidad, de respeto y cuidado del medio ambiente, de unión de distintas generaciones, de transmisión de conocimientos y de un esfuerzo colectivo de un pueblo de menos de 200 habitantes.
El acervo cultural extremeño se vive en cada rincón de Pescueza durante las tres jornadas que dura el festival: los talleres de castúo, la degustación de dulces típicos o las actuaciones de folclore ponen el acento de nuestra idiosincrasia regional. Las costumbres más arraigadas se fusionan con la globoflexia, la pintura de cara o la artesanía para dar paso al teatro, a la música en directo y a la batukada de la comparsa Infectos Acelerados llegados directamente de Badajoz.
Pero Pescueza no se olvida del medio ambiente porque una de las singularidades de El Festivalino es transmitir el cuidado hacia la naturaleza y a un entorno privilegiado como es el de los Canchos de Ramiro. Cada año, tanto los artistas como los asistentes al festival se unen en la plantación de encinas, alcornoques, pinos y retamas en los aledaños del municipio. En los ocho años que lleva celebrándose el evento, se han plantado más de 5.000 ejemplares entre árboles y arbustos, tanto plantados como replantados en tres áreas diferentes del término municipal.
El festival más pequeño del mundo es el ejemplo de que hay vida más allá de las ciudades y de que el día a día de nuestros pueblos ofrece mucho más de lo que nos imaginamos. Niños, jóvenes y mayores conviven en un perfecto ambiente de tolerancia y respeto.
Pescueza es un claro ejemplo de cómo la colaboración y la solidaridad entre los vecinos ha consolidado el festival después de ocho ediciones. Pero El Festivalino va mucho más allá. Cuando en 2007 nació la pequeña Lara y la localidad llevaba 16 años sin tener un nacimiento se convirtió en noticia y en una auténtica fiesta.
Hoy Pescueza vuelve a tener niños en sus calles que llenan la plaza de risas, juegos, gritos y alegría. Son ya 8 niños en edad escolar más los que vienen en camino. Los pueblos extremeños están vivos y desde Pescueza quieren gritarlo a los cuatro vientos y convertirse en un altavoz de que si se quiere: se puede.
En plena crisis económica, Pescueza y sus habitantes han sabido reinventarse y mantenerse a flote. En los últimos años, varias parejas han llegado a vivir al municipio y se han convertido en emprendedores de turismo rural con actividades de senderismo y visitas guiadas, con la apertura de un albergue y una casa rural o la puesta en marcha de un pequeño autoservicio.
El festival de Pescueza se ha convertido en ‘grande’ en muchos aspectos. Entre ellos en el caché de los grupos y la calidad de la música en directo que se puede escuchar en los diferentes rincones del pueblo. Artistas de talla nacional como Celtas Cortos y Rozalén, los padrinos en esta edición de 2015, pasando por nombres propios como Soraya, El Pescao, La Musicalité, Paula Arrojo, La Oreja de Van Gogh o Manuel Carrasco.
Esta pequeña localidad del Valle del Alagón puede presumir de habilitar hasta cuatro escenarios diferentes para el disfrute y deleite de sus visitantes: la plaza Mayor, el concejo, el postigo y el campo de fútbol. El centro histórico se llena de artesanía alrededor de la plaza alta, el fortín y la zona de la iglesia. No podemos pasar por alta que toda la programación y todas las actividades que se organizan son gratuitas para todos los asistentes.
El Festivalino es mucho más que un fin de semana de música al aire libre, El Festivalino es la vida que continúa en el mundo rural extremeño.
Fecha: tres días de abril, según caiga la Semana Santa y las fiestas patronales de San Marcos.
Lugar: Pescueza, en el valle del Alagón.
Escucha la crónica de El Festivalino de Pescueza
Publicado en abril de 2015