A uno le llegan aromas de Navidad cuando sale a la calle. Y eso que en Plasencia no están esos grandes almacenes comerciales que se encargan de decírmelo todos los años con muchas luces y sobrada antelación. Es preferible enterarse con la gente de lo que pasa, tanto de lo bueno como de lo malo. Es la mejor forma de convivir con la ciudadanía placentina. Y te cuentan.
Resulta que se celebran, en el norte de la región, unas jornadas culturales para todo tipo de gustos artísticos pictóricos, cantados y también escritos. Les llaman Otoñada, y las Jornadas que llevan ese título ofrecen cultura y divertimento a elección, vayas donde vayas, puebleando, claro está.
Uno iba a la panadería y se encuentra a su paso y de sopetón con una abundancia de cochinos artísticos en plena Plaza Mayor placentina. La llaman en inglés Ibérico Pork Parade, es decir, el Festival del Cochino Ibérico, ese que nos gusta a muchos sin mencionar aquello de las patas y andares, que ya se sabe. El caso es que las figuras porcinas son alegres y están diseñadas con creatividad y gusto. Una divertida y artística iniciativa que deriva en muchas fotos phones con niños y mayores.
Ya tengo ganas de ver el belén de la Cofradía de La Vera Cruz. Sé que les ha costado mucho trabajo e intención el crear un paisaje con figuras que ilustraran el nacimiento de Jesús. Hay que ir a la Casa del Deán para admirar el esfuerzo de los miembros de esa Cofradía.
Y eso es todo. Me voy ya mismo a comprar una pandereta sencillita, de esas que todavía no han subido de precio.
Publicado en diciembre de 2015