Suplicaréis clemencia es el título provocador y un punto sádico que el poeta placentino Víctor Martín Iglesias ha elegido para su segundo libro, publicado por la editorial sevillana La isla de Siltolá. El que avisa no es traidor, y quizá por eso Víctor no tiene inconveniente en ponerse a repartir cera -cera que el lector recibe, eso sí, con un placer un punto, esta vez, masoquista- desde el primer poema, en el que nos hace saber “el asco que me dais” para reconocer luego, más adelante, que “quisiera que estos versos te molesten”, algo que seguramente consiga con más de uno, pues Suplicaréis clemencia es, en gran medida, un grito, y los gritos tienden, desde luego, a molestarnos.
Suplicaréis clemencia es un grito lleno de rabia contra una vida que no es la que esperábamos, en la que “las antiguas promesas no eran tales, / y estas amenazan con no ser más duraderas”, en la que a menudo uno tiene la sensación de que “solo estás siguiendo el plan trazado / por otros” y de vivir en uno de esas artificiosas reproducciones a escala con las que las promotoras venden la moto de futuras, maravillosas urbanizaciones, y que tan acertadamente evoca el autor en su poema XVIII. La vida es, según Víctor, “nacer, crecer, / cometer los mismos errores de la gente, / contratar a una latinoamericana que nos cuide, / morir”, “la vida es como el porno: no tiene argumento” -como afirma también en uno de los poemas que, a modo de bonus tracks, cierran el libro-, y contra semejante absurdo apenas puede ofrecernos un puñado de antídotos inservibles, basados en la pura negación, en quedarse parados, en no hacer nada e intentar soportar la aplastadora presión de la corriente, antídotos que en la mayor parte de los casos -salvo, quizá, en ocasiones, con el personalísimo remedio de la escritura- conducen de vuelta a la misma sensación de desencanto que intentaban curar, pues, como acaba advirtiendo el poeta, “de este absurdo juego nada sé, / no sé cómo ser feliz y a veces temo // que no vaya a aprenderlo nunca”.
Suplicaréis clemencia es un libro que, estoy seguro, a nadie va a dejar indiferente, un libro escrito con mano firme y sin contemplaciones, con un ritmo audaz que se permite jugar en unas ocasiones con metros clásicos y otras, “cuando ya no me siento endecasílabo”, saltarse a la torera las reglas sin llegar a perder, por ello, su ágil musicalidad, y por todo ello, por la provocación, por el grito, por el ritmo, les recomiendo que lo lean, y también que, si pueden, acudan a su presentación, que tendrá lugar el sábado, 19 de diciembre, a las 19:30 horas, en el auditorio de Complejo Cultural “Santa María”, de la mano del otro Víctor, el también poeta placentino Víctor Peña Dacosta, pues me consta que el uno y el otro, ambos víctores, se andan esforzando para que el acto no sea “otro puto coñazo”, y la cosa, siendo cosa de ellos, desde luego promete…
Suplicaréis clemencia
Víctor Martín Iglesias
La isla de Siltolá
10,00 euros
Publicado: 11 de diciembre de 2015