Cuando se trabaja en equipo de manera autogestionada, con la ilusión redoblada en un trabajo creativo salido de sus propias manos, es muy fácil que todo llegue a buen puerto. Eso es lo que le ha ocurrido a las mujeres de la asociación “La Candela” y al colectivo de aquellas otras féminas conocidas cariñosamente en el lugar como “Las Fruteras”. Vecinas son todas ellas de Santibáñez el Bajo, un pueblo que divide sus términos entre las tierras pizarrosas y las de granito, a caballo entre la penillanura y la montaña y situado allí donde el río Alagón forma horca con la Rivera del Bronco, dentro de la comarca de Tierras de Granadilla.
Durante muchas lunas, estas mujeres han estado recogiendo botellas de plástico. Posteriormente, a lo largo de casi dos meses y a ratos perdidos, han ido reciclando el material y conformando ese singular, esbelto y luminoso árbol navideño que llega a competir con la torre de la casa consistorial. Fue todo un acontecimiento su colocación en el centro de la plaza mayor de la localidad. No contentas con el trabajo realizado, también acometieron la construcción, empleando el mismo tipo de material reciclado, de un pintoresco y colorista portal de Belén, que parece imitar a uno de esos emblemáticos “múruh” (chozos antiguos, pastoriles y de falsa cúpula) seccionado verticalmente por su mitad.
Para que les modelara las cabezas del buey y la mula y dirigiera un poco la orquesta del ambicioso portal ideado, acudieron al conocido escultor, coreógrafo, bailarín y artista en otras muchas facetas Eduardo Acero Calderón, casado con la santibañeja Chary Calvo García. Como es sabido, Eduardo, nacido en Villanueva de la Serena en 1966, recibió el premio “Joaquín Sama” a la innovación educativa en el año 2008, otorgado por la Junta de Extremadura al musical “Our Grease”, creado y coordinado por él y dirigido a sus alumnos del instituto de secundaria “Pedro de Valdivia”.
Este portal de Belén se ha levantado junto a la espigada y granítica cruz que se encuentra en el recinto de la ermita del Santo Cristo de la Paz, donde aún permanece una de esas “lápidas de la discordia”, por albergar tan solo los nombres de los combatientes del bando franquista que cayeron muertos en la Guerra Civil, sin que aparezca un solo santibañejo de los que cayeron en el bando republicano. La obligatoriedad de cumplir la Ley de Memoria Histórica, aprobada en Las Cortes españolas, parece ser que no llegó al lugar de Santibáñez el Bajo en estos años, pues ya debería haber sido retirada dicha lápida, así como los rótulos de un par de calles que hacen apología del bando triunfador en aquella contienda.
El reciclado de las botellas de plástico ha servido, igualmente, para la iluminación navideña de calles y plazuelas, donde contrastan vivamente con los antiestéticos mazacotes de cables y cajas de registro, que llevan ya años distorsionando la estampa rural del casco urbano de la población. En estos montajes iluminativos, como en otras estructuras propias del árbol navideño y del portal de Belén, también ha servido de ayuda el buen hacer de varios vecinos.
Un buen ejemplo para otros pueblos de la no tan dura y extrema Extremadura a la hora de engalanar sus calles y plazas con motivos navideños. Y es que cuando hay armónica unión intervecinal y las manos se vuelven solidarias, se pueden acometer proyectos que ensalzan el calor y el color de nuestras villas y lugares.
Primer plano del portal de Belén (Foto: CARMEN GUTIÉRREZ)
