A uno le va el contacto personal, el uso mínimo de guasap y el nulo de redes fotográficas y sociales de escasa calidez amistosa. Verse, mirarse con otro alguien cuando tienes cosas para contar, supera con creces el disfrute personal que podría provocar cualquier medio frío de comunicación virtual. Sin embargo, habrá que admitir que cuando las distancias geográficas son insalvables, la comunicación virtual es muy apreciable, aunque se pierda en alguna nube.
Aquí, en Plasencia, eso de verse y hablarse no reviste ningún problema. Ni siquiera hace falta utilizar ninguna aplicación de mensajería instantánea. Vas a ver una exposición, escuchar una conferencia y siempre te encontrarás con un amigo o conocido con el que intercambiar pareceres. Eso de la comunicación verbal es un buen invento para extender conocimientos, intercambiarlos y también enriquecerte tú, no una nube.
Y qué decir de la hora del aperitivo. Ahí si que no hace falta ni quedar, te encuentras con todos para hablar de todo.
Hay que aprovechar las posibilidades que Plasencia facilita con su amplia oferta cultural y de otra índole para ver arte, encontrarse y conversar. Por ejemplo, la visita a la muestra que el pintor placentino Agustín de Córdoba dejará contemplar en Las Claras hasta el 15 de diciembre. Enaltece al artista el hecho de que una parte del importe de las ventas realizadas lo done a la Asociación Oncológica Extremeña.
Un estupendo pretexto para encontrarse. O sea que ¡hala! vamos a vernos, que no hay nubes.
Publicado el 12 de noviembre de 2015