Pescueza, esa pequeña población que no deja de sorprender a propios y extraños, es nuestro lugar elegido para el viaje de hoy.Concretamente nos trasladamos a unos 8km de la localidad, nos dirigimos a las ruinas de la ermita de San Pedro el Viejo, en una zona conocida como El Arenal. Después de caminar durante un par de horas entre encinas, riachuelos, pistas y veredas, llegamos a nuestro destino.
La ermita de San Pedro el Viejo fue mandada construir por San Pedro de Alcántara, en su camino de Alcántara a El Palancar. Su construcción data de mediados del siglo XVI, con una tipología similar a la de otras construcciones de la comarca. Esta tiene unas dimensiones muy notables para tratarse de una ermita situada en un medio natural y nos da a entender que el lugar tuvo cierta importancia en tiempos pretéritos. De ella nos quedan los restos del arco central realizado con sillares. Parece ser que hace no tantos años, sí que se podía ver el arco completo pero debido al expolio, solo quedan los arranques del mismo. En una de las paredes interiores del edificio aún se puede observar un escaso retazo de su enlucido.
Está situada en un lugar estratégico, próximo a los términos de diferentes localidades como son Pescueza, Acehúche, Cachorrilla, Ceclavín y Torrejoncillo, siendo este un lugar donde celebraban algunos de estos pueblos sus romerías. Estas tierras pertenecían a los Duques de Alba y estos permitían celebrar dichas romerías. Siglos más tarde pasaron al conocido doctor Camisón que de la misma manera, seguía dejando realizar la romería. El problema llegó con los descendientes de este, los cuáles dejaron de dar permiso para dichas celebraciones, lo que supuso el declive de dicha ermita y el consiguiente expolio de lo que allí había. Ejemplos de esto pueden ser la imagen de San Pedro el Viejo, que se encuentra en la actualidad en la ermita de San Pedro (Torrejoncillo), o el esquilón de la ermita, que parece ser que no es otro que el de la iglesia de Pescueza.
Ahora, solo nos quedan los restos de un lugar en ruina, acompañados de la belleza del campo extremeño. El colorido amarillento que aporta la floración del conocido pan y quesillo, las encinas cargadas de bellotas o alguna que otra seta que se dejan ver por allí, hacen que la zona tenga un encanto especial. Y es por todo, que desde las líneas de PlanVE os invito a disfrutar de tan agradable lugar.