La Tertulia, en el 22 de la calle Antonio Concha de Navalmoral, era la casa de los abuelos de Pedro y Mario Fernández, un inmueble de varias plantas que estos moralos convirteron en una cafetería de estilo parisino en 1984, con mesas de mármol y veladores de rejilla rodeados por grandes ventanales por los que mirar la vida correr, un nuevo concepto de bar que se convirtió en punto de encuentro de generaciones de vecinos y visitantes hasta que en 1991 lo traspasó.
El Mario emprendedor se fue entonces a trabajar a una empresa del sector eléctrico por el mundo, a Turquía, Paraguay, Argentina… a Brasil, de donde volvió en 2014 y se decidió por retomar aquel negocio con la mente puesta en recuperar el ambiente de café tertulia que le imprime el nombre. Y lo hizo, en marzo del año siguiente, sin veladores de rafia y mármol pero con otro estilo y una cuidada organización de luces que lo convierten en un destino de lo más acogedor y adaptado a los tiempos que corren, con una terraza que hace que el tiempo pase sin darnos cuenta disfrutando de un buen servicio, una buena tapa y claro… unas buenas vistas.
Con La Tertulia se convierte, de nuevo, en un clásico de la hostelería de Navalmoral de La Mata, el sitio por el que a lo largo del día paran al café los vendedores de cupones, los policías locales, los comerciantes de los negocios cercanos, señoras que quedan con sus amigas, madres que vuelven de recoger a los niños de las actividades extraescolares, vecinos de otros pueblos que esperan a que llegue la hora de volver a casa en el autobús, viajantes con ganas de entretener el tiempo y viajeros deseosos de conocer qué cosas interesantes se pueden ver en la localidad y su entorno.
Café y conversación
Hay wifi en La Tertulia pero muchos de los que atraviesan la puerta se olvidan del teléfono porque prefieren apostarse en la barra a ver qué se cuentan Mario o su hija Tamara, mientras que otros ocupan mesas y sillas para ponerse al día con sus acompañantes mientras sigue corriendo la vida detrás de los grandes ventanales.
La Tertulia es el hogar de Mario Fernández, donde muchos fieles van en busca de ‘la palomita’, una ensalada de cangrejo sobre corteza que está en el podio del tapeo del establecimiento. Tortilla al punto, tostas elaboradas con todo tipo de pan, sandwiches, tartas de zanahoria, chocolate o queso son solo algunos de los bocados que preparan en el número 22 de la peatonal Antonio Concha, un sitio en el que recuperar ese noble arte de la conversación que ha hecho famosos a cafés de todo el mundo.
“Queremos ir añadiendo actividades como conciertos, organizar campeonatos de juegos de mesa para que los chavales se olviden al menos un rato de los teléfonos y demás aparatitos, elaborar una carta de vinos en la que se expliquen las propiedades de cada botella…”.
Ideas con las que La Tertulia seguirá creciendo mientras al otro lado de los cristales se mira la vida correr.
Publicado en octubre de 2015