Según el historiador José María Domínguez Moreno, hijo de la localidad de Ahigal, el hecho de que el patrón de este pueblo, el Cristo de los Remedios, se celebre el día 4 de octubre viene ya señalado en el acta de fundación de la “cofradía de la cruz del xº. Redentor nro.”, que se conocía popularmente como de la Vera Cruz.  Siendo el año del Señor de 1542, se puso en marcha esta fiesta.

Refieren que el día anterior siempre se tenía por costumbre que tocaran las campanas a vísperas y comenzaran a sonar los estampidos de los primeros cohetes. Al atardecer, el tamborilero salía tañendo la flauta y el tamboril, dando el correspondiente pasacalles.  Cuando asomaban las primeras estrellas, una comitiva formada por el cura párroco, el sacristán, los mayordomos y la corporación municipal, precedidos por la cruz procesional y otras banderas y estandartes, se dirigían desde la iglesia a la ermita del Cristo.  Al llegar aquí, un miembro del Ayuntamiento leía el Voto Perpetuo que hizo el Concejo de Ahigal, referente a nombra como patrono del pueblo al Cristo de los Remedios, en atención a manifestarse como abogado ante una terrible plaga de langostas y una tremenda sequía que asolaba los campos en el año de 1578.  Luego, continuaba los sones del tamborilero y se encendían “zajumériuh” (hogueras con plantas olorosas) en las bocacalles. En la plazuela de la iglesia, rompía la oscuridad de la noche la “Quema del capazu”, cuando se echaban a arder varias capacetas de los lagares aceiteros.  También la víspera, a raíz de crearse la cooperativa aceitunera “Cristo de los Remedios”, los altavoces anuncian el convite que tendrá lugar al día siguiente en la nave de esta entidad.

Después de que se rematen los días que conforman el novenario, amanecerá el cuatro de octubre con las arcaicas y alegres notas de la “folía”, magistralmente interpretadas por el tamborilero local: Loreto Galindo.  A eso de las doce de la mañana, el personal, con su “remú” (ropa de los días grandes), acudirá a escuchar la misa mozárabe, toda una reliquia etnomusicológica que se ha conservado a lo largo de los siglos en esta población, cantada por las varoniles y campesinas voces de varios vecinos.  En el acto del “Incarnatus”, las madres suspenden de sus brazos, en el aire, a sus niños pequeños, en la creencia de que se librarán de quedar “quebráuh” (herniados) y para alejar de ellos los malos demonios.  En ocasiones, alguna persona, por promesa, ofrece “El Ramu” al Cristo.  Para ello, se engalana con cintas, dulces tradicionales, alguna botella de vino de pitarra y otros obsequios un ramo de encina, alcornoque u olivo, que es procesionado por las calles del lugar. Antiguamente, varios danzantes ejecutaban la danza del “Ramu”, tanto en el exterior como dentro del templo parroquial. Después de la misa, tiene lugar la veneración de la Imagen del Santísimo Cristo de los Remedios.

Por la tarde, se celebra el “Ofertorio”, donde los vecinos ofrecen regalados frutos de sus cosechas y de sus ganados, amén de otros mil variopintos donativos, que son subastados entre los muchos asistentes.  Posteriormente, se lleva a cabo una solemne procesión, donde todo el que se presta procede a echar la bandera, ondeando un colorido pendón con muchos siglos a sus espaldas al compás de los sones del tamborilero. Al día siguiente, cinco de octubre, tendrá lugar a las doce del mediodía la conocida como “Misa de Acción de Gracias”, donde tendrán especial protagonismo los hijos de Ahigal nacidos en el año 1950.  Acto seguido, se pondrá en marcha la Renovación de la Consagración de Ahigal al Santísimo Cristo de los Remedios.

En resumidas cuentas, una fiesta que todos los ahigaleños (llamados cariñosamente “palétuh” por los pueblos de alrededor, y no porque sean “brútuh y animálih” sino por cuestiones históricas) llevan en los más profundo de sus corazones y que actúa de catarsis y de renovación de los lazos vecinales.  Fecha esta del cuatro de octubre en que, antiguamente, cuando las tierras de pan llevar no se habían transformado en verdegrises olivares, se iniciaba la sementera si el tempero estaba bueno, y que hoy en día está inmersa en la campaña del “verdeu” (recolección de la aceituna de mesa).

Publicado: 24 de septiembre de 2015