El próximo viernes, día 28 de agosto, efeméride de San Viviano y San Restituto, los vecinos de la localidad de Ahigal descorrerán el cerrojo de la cancela que da paso al mundo de “Los Encantos”. Toda una actividad cultural no competitiva. En esa fecha, a eso de las diez menos cuarto de la noche, los que deseen participar en la marcha deberán congregarse en la plaza mayor de la población. Buen calzado para emprender, con paso firme y seguro, los diez kilómetros de la ruta. No es grande la dificultad y el tiempo invertido será de unas tres horas.
El itinerario se iniciará por el camino que lleva a las “Olivérah del Tesoru”, por donde se rastrea un asentamiento romano y se habla de las muchas monedas (una arroba, al peso) encontradas por unos paisanos allá por el siglo XIX. También hablan de que por estos pagos aparecía la madrugada de San Juan un personaje barbudo, que colocaba una tienda llena de baratijas y de objetos de oro y plata. Continuará la marcha por la “Juenti Leji” (Fuente del eje), para llegar a las “Pasaérah de Menchulopi”, sobre la Rivera del Palomero, en cuyas inmediaciones se encuentra la “Crú de la Vaquera”, topónimo que hace mención a una cruz que se levantó, según cuentan, para preservar la memoria de una joven de la que unos afirman que fue matada por un rayo, y otros aseguran que fue por una manada de lobos. Por aquí también se yergue altivo el promontorio de “Cabeza Jiosa”, muy emparentado con una gigantesca sierpe que se interacciona con las leyendas que cuentan sobre Santa Marina “La Vieja”, cuya ermita estuvo en sus cercanías.
Rebasadas las pasaderas y después de dejar atrás la “Casa de loh Móruh” (entendiendo esto de los “móruh” en su sentido mitológico, que no histórico), los caminantes arribarán a los aledaños del “Pozu Cinojal”, que debió surtir de agua a la villa romana que tiene a sus pies y que está auroleada por otros “encántuh”, como aquel que está cobijado en sus entrañas acuosas y aparece antes de que el sol salga bailando por las montañas la mágica mañana de San Juan de junio. De su boca pende un hilo de oro… Y no contamos más, porque quien desee más pormenores, deberá apuntarse a la marcha nocturna y escuchar las voces de los versados guías, como la del historiador y etnógrafo José María Domínguez Moreno, prestigioso hijo de Ahigal.
Del “Pozu Cinojal” se encaminará el personal hacia el paraje de “Mingulobitu”, por donde corretean otros “encántuh”, relacionados, igualmente, con esa madrugada maravillosa y sanjuaniega, como el del toro cerril y bravo que aparece echando baba por la boca y al que una moza arriscada debe tener el valor de limpiarle la baba con un pañuelo, antes que los rayos del astro rey iluminen la tierra.
Brujas anduvieron por estos huertos y relatan que se reunían, en fechas claves, en derredor del pozo que hay en este paraje. Y hasta el demonio, en forma de macho cabrío, le salió al encuentro a un mozo en aciagas y tenebrosas horas de la noche, entre las doce y la una, que ya decían los antiguos que es “cuandu anda la mala fortuna”.
Apuntaros, pues, a esta escalofriante marcha nocturna, pues aparte de saborear el bálsamo de las ya refrescantes noches de finales de agosto, podréis recibir toda una magistral lección sobre viejas mitologías, aunque a más de dos, con toda seguridad, se le erizarán hasta los pelos de las axilas.
Publicado el 24 de agosto de 2015