
A la hora de elegir como destino Extremadura y si te centras en su zona norte, busca en tu mapa de ruta un nombre, Plasencia. Ahí, acostada entre valles y arropada por tantas y maravillosas comarcas la encontrarás.
Si decides visitarla, hazlo con tiempo, relajado y sin prisas porque pocos lugares encierran tantas sorpresas por metro cuadrado. Historia, cultura, museos, naturaleza, gastronomía, comercio y miles de sensaciones se unen para hacer de Plasencia esa gran “desconocida” que te atrapa entre sus calles y plazas y te obliga a prometerle tu vuelta.
Trataré de hacerte llegar desde aquí anécdotas, datos y curiosidades para que cuando llegues, todo te suene de algo. Quédate en Plasencia porque su privilegiada situación te dejará acariciar valles, gargantas, paisajes y zonas de un verde fresco y mucho más que nunca hubieses imaginado que podrían existir en Extremadura. Y os lo digo yo mientras contemplo Plasencia en todo su esplendor desde el santuario de la Virgen del Puerto, un mirador privilegiado de la ciudad desde donde se atisba también el Valle del Jerte.
Publicado en julio de 2015