Tomarte una “hamburguesita” de retinto con confitura de tomate, queso de cabra y rúcula por 3,60 euros. Cada vez lo hacen más clientes en el Tentempié, en pleno centro monumental, uno de los pioneros en la moda del gastrobar que también ha llegado a Plasencia. Ofrecer tapas de autor a precios asequibles y en locales de cuidada estética. Ese es el secreto de los gastrobares que, en esta ciudad, ha continuado por Santa Ana Bar también en el centro histórico y en el mismísimo corazón del casco viejo con el Hotel Palacio Carvajal-Girón, hotel con encanto donde los haya. O por la zona de expansión, aunque muy cerca del centro en sor Valentina Mirón con Los Monjes y más allá, junto a los juzgados, como es el caso de El Ático con vistas a la ciudad. Y el último en llegar, la elegante Parada de la Reina en plena estación de autobuses.
De inspiración británica, y sus gastropubs, es un paso más en la oferta hostelera placentina, tan excelente por sus generosos aperitivos acompañando a las consumiciones, porque el cliente puede abrir boca con el tradicional pincho a la vez que pide una de esas tapas elaboradas en el momento. El espíritu es el mismo, el picoteo, y se trata de comer en mesas, altas o bajas, pero sin mantel.
Diego Julián de la Nava, al frente de la cocina del Tentempié, destaca la buena acogida del gastrobar. “Es que estás comiendo un plato de alta cocina en miniatura y a la gente claro que le gusta”. Claro que hablamos de tapas tan elaboradas como carrillera ibérica glaseada con puré de garbanzos y sésamo, humus tradicional con pan de pita crujiente, risotto de calabaza y queso garganzola… ¿Apetecible, no? A horas más tardías y en el caso de Plasencia, además, no solo en innovadores locales, sino en terrazas situadas estratégicamente con vistas a la ciudad monumental o al norte de Plasencia.
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