En el corazón de Las Hurdes te puedes caer de un guindo …y tan feliz. Porque entre guindos y otros árboles de ribera, pero sobre todo un paisaje de pinos y de piedra de pizarra te puedes dar un baño en la coqueta piscina natural de Castillo, una de las alquerías de Pinofranqueado de la que distan apenas nueve kilómetros. Un bellísimo paseo por la exuberante vegetación tan propia de Las Hurdes hasta llegar a Castillo, donde no más de cien vecinos comparten con los viajeros en verano un charco bien acondicionado y muy cómodo con semejantes vistas y ahora, ya en septiembre cuando decaen las visitas, casi un retiro espiritual en aguas del río Esparabán. Un recorrido por las “callejinas” de Castillo debería completar después la visita.
Publicado en septiembre de 2014
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