Nadie debería visitar Plasencia y dejar de subir al Puerto, un mirador excepcional con vistas también al Valle del Jerte. Son apenas 2,5 kilómetros en medio de la dehesa extremeña y el premio está en cada recodo del camino: respirando aire puro, contemplando el inconfundible campo extremeño de encinas y alcornoques; vacas -sin ningún peligro- pastando; buitres, leonados y negros, o águilas calzada sobrevolando y en lo alto, al volver la vista atrás, unas vistas únicas a Plasencia, pero también al Valle del Jerte, donde no hay quien se resista a echar la foto.
Es una ruta en constante subida, pero ideal para hacerla “en modo slow”, sin prisas, y disfrutando del campo en estado puro mientras se generan en el cuerpo las endorfinas que alegran la vida y aunque no es un sendero homologado como tal para la práctica del senderismo, es uno de los preferidos por los placentinos, que suben y bajan a diario a lo largo del día cuando no lo hacen en busca de espárragos, en el que es el monte público de Valcorchero, paisaje protegido de Extremadura.
Para los placentinos tiene, además, un significado especial porque conduce al santuario de su patrona, la Virgen del Puerto, erigido entre canchales por lo que popularmente la llaman la Canchalera y el primer domingo después de Semana Santa lo recorren miles de personas durante la celebración de la romería del Puerto así como el 1 de noviembre para asar los calbotes, las castañas asadas.
Pero además del valor sentimental, tiene interés histórico porque se trata del camino que iba a Castilla y en el siglo XVIII ya se tomaron las primeras medidas para su acondicionamiento, incluida la antigua calzada que se ve en algunos tramos iniciales.
Su pureza medioambiental lo ha convertido en un camino ideal en cualquier època del año para el ejercicio diario, se sea o no deportista, dada su dificultad baja si bien está en continua pendiente siendo la cota máxima, ya en el santuario, de 580 metros. Se puede subir y bajar en una hora a buen ritmo, pero si se quiere disfrutar lentamente y parando para tomar fotografías, el tiempo será ya al gusto del caminante. El inicio está en la moderna urbanización de Ciudad Jardín, donde la escapada al campo está a un paso.
Una vez en lo alto, la visita obligada es a la ermita, de 1720, que alberga una pequeña talla de madera policromada de origen desconocido que data de finales del siglo XV y que tiene la particularidad de que representa a la Virgen amamantando al niño. Y por supuesto el atrio que rodea al santuario, desde el que se divisa una panorámica de Plasencia y de la presa que la abastece así como del Valle del Jerte. Es todo un mirador, un enclave fotográfico donde hasta los novios acostumbran a subir para la sesión de fotos de rigor.
El monte público Valcorchero ofrece numerosos rincones y rutas por recorrer que están señalizadas. Como la Ruta del Agua, que está indicada y se toma pocos metros antes de llegar al santuario por el camino viejo; el camino de la Guijosa, en la umbría; La Moratilla, donde las vistas se hacen aún más amplias y extraordinarias o la Cueva de Boquique, un lugar entre la leyenda y la historia además de las numerosas fuentes que salpican un paisaje con más de mil hectáreas de alcornoques, cuyo uso forestal sigue vigente para sacar corcho.
Foto de cabecera, vistas al Valle del Jerte desde el monte público de Valcorchero
Es este simbólico paseo por Plasencia el que ofrece recorrer juntos planVE a los blogueros participantes en el #TMBPlasencia de mayo de 2015.