Como ya viene siendo habitual de unos años a esta parte, una vez más, concretamente el próximo sábado, día 7 de los corrientes, se celebrará la correspondiente edición de la “Matanza Tradicional Morisqueña”.  Todo está en su punto para que se abran las puertas de par en par de la antigua alquería de Las Calabazas, hoy Caminomorisco, y entren por ellas Las Hurdes al completo y gente de otras comarcas aledañas.

En este pueblo jurdano vio la luz primera Juan Martín Martín, más conocido como el bufón “Calabacillas”, al que inmortalizara Velázquez en uno de sus grandes lienzos y llevara a las páginas de “Aprendiz de hombre” el buen amigo Salvador Vaquero, excelente escritor placentino y que obtuvo, con dicho libro, el premio de novela corta convocado, en 2012, por la Diputación cacereña.  Seguro que a Juan “Calabazas” (el apodo indicaba de dónde era oriundo) le hubiera gustado participar en la Matanza Morisqueña, pues, al parecer, aparte de ser de despejado ingenio, tenía un buen saque comiendo y no menos empinando el codo.

MERCADO ARTESANAL

Aparejada a la matanza, va el Mercado Artesanal, que se abrirá a las diez de la mañana y donde se darán cita los reputados artesanos del territorio jurdano y otros venidos de otras villas y lugares.  Las calles de Caminomorisco se animarán con este zoco tan colorista, mientras que los tamborileros inundarán con sus gaitas y tamboriles el ambiente festivo de la jornada. Guapas mozas repartirán el consabido aguardiente y las perrunillas a todos los que quieran matar el gusanillo.

Cuando el reloj del Ayuntamiento de Caminomorisco marque las once, el “matanchín”, provisto de su afilado cuchillo, procederá al sacrificio ritual del gorrino.  Todo a la antigua usanza.  Hasta las mujeres de la asociación “Alavea”, embutidas en sus antiguas indumentarias, escenificarán, paso por paso, todos los quehaceres que conllevaba la matanza del ayer, que siempre fue una fiesta familiar y donde se reciclaban y se reafirmaban vínculos y tradiciones de la comunidad vecinal.  Tras el sacrificio, recogida de la sangre para fabricar unas singulares morcillas y descuartizado el cebón, se llevará a cabo la subasta de las diferentes partes del mismo, que vienen a ser todas las que componen su oronda y pesada anatomía, ya que sabido es que del cochino se aprovecha todo.  Hasta los pezuños del marrano se guardaban antiguamente, pues decían que el agua que resultaba de su cocimiento era muy buena para curar los sabañones y otras heridas de los pies.

A eso de las dos y media de la tarde, el personal se arrimará a los puestos donde se reparten las parrilladas de carne y llenará la andorga todo lo que pueda, metiéndose también, entre pecho y espaldas, buenos tanques de vino.  Comer y beber es propio de las matanzas.  Pero también cantar y bailar, por lo que los acordes de la charanga de turno ayudarán, con el meneo, a hacer la digestión.  Y el compadreo y la sana diversión quedarán servidos.  Buena fiesta, de honda repercusión en la comarca y en la que, aparte del Ayuntamiento, también colaboran bares y restaurantes de la población, así como la Oficina de Turismo.  “Todo un acontecimiento”, como afirma el veterano alcalde Gervasio Martín Gómez, que, al finalizar el día, se despedirá de unos y otros con aquello de “que lleguémuh a otru añu, con la salú de hogañu”.

Publicado: 2 marzo 2015

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