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Carnaval en La Rebollosa y Riomalo de Abajo

Bueno es advertir al viajero que se adentra en la comarca de Las Hurdes que no se deje engañar por cierta cartelería.  Así, si va a peonza o en coche por la carretera comarcal que atraviesa los estrechos valles y las altivas montañas del territorio jurdano, verá que, pasando Vegas de Coria y el cruce de Las Mestas, aparece a la izquierda la aldea de La Rebollosa.  Pues su sorpresa será mayúscula al saber que la misma no pertenece ya a Las Hurdes, sino a la provincia de Salamanca, pese a que sus habitantes siempre se hayan considerado jurdanos de arriba abajo.  Desde finales del siglo XIX, por caprichos de un político de tres al cuarto, pasó a depender del pueblo salmantino de Herguijuela de la Sierra, que está al otro lado de la sierra, en aguas que vierten hacia las tierras castellano-leonesas.

Prehistórico ídolo-estela de Riomalo de Abajo (Foto cortesía de Emeterio Cuadrado)
Prehistórico ídolo-estela de Riomalo de Abajo (Foto cortesía de Emeterio Cuadrado)

El nombre de Rebollosa procede de rebollo, nombre que se da por estos términos al roble melojo (Quercus pyrenaica).  Este topónimo, con el de aquellos otros dos pueblos de la comarca (El Robledo del concejo de Lo Franqueado y El Robledo del concejo de Los Casares), nos muestran bien a las claras cuál fue, en parte, el gran bosque autóctono de la zona; bosque que, dicho sea de paso, fue arrasado en otros tiempos y sustituido por un árbol alóctono: el polémico pinus pinaster.

A pocos tiros de arcabuz, se encuentra la alquería de Riomalo de Abajo, rayana ya con la provincia de Salamanca, cuyos límites deberían estar sobre el puente del río Alagón y no sobre el del río Ladrillar (conocido tiempos atrás como Río Malo o La Rivera). Otro atentado más de aquel político llamado Javier de Burgos, que robó a Las Hurdes otras dos alquerías (Cabaloria y Martinebrón), para entregárselas al pueblo salmantino de Sotoserrano, al igual que concedió todas Las Batuecas, parte inseparable de la comarca jurdana, al lugar de La Alberca.

Riuus Malus

Panorámica de la alquería de La Rebollosa (Foto cortesía de "Redturismo")
Panorámica de la alquería de La Rebollosa (Foto cortesía de “Redturismo”)

Riomalo de Abajo aparece ya citado en legajos del año 1192, cuando se habla de “Riuus Malus” a raíz de la donación del rey Alfonso IX de León al arzobispo de Santiago de Compostela del lugar de “Ecclesiola” (Herguijuela) y de aquel otro de Sotoserrano.  Muy claro queda que ya estaba habitada esa alquería jurdana en aquellas fechas. Pero mucho antes del siglo XIII, ya corretearon por estos parajes donde el río Ladrilla forma horca con el Alagón, gente del Calcolítico, como se desprende del ídolo-estela encontrado en el paraje de “Vaméhto”.  Restos de doblamiento de esta etapa prehistórica aparecen en varios puntos cercanos a la población de Riomalo.  También, en la sierra del Castillo, en aguas que vierten hacia el territorio jurdano, por encima de Rebollosa, se encuentra el llamado “Risco de los Altares”, un crestón cuarcítico con pinturas rupestres esquemáticas, que hay que datarlas en la Edad del Bronce.  Por allí anda, igualmente, la “Cueva de la Mora”, de la que cuentan sustanciosas leyendas los paisanos de Riomalo y La Rebollosa.  Y en las cercanías, las ruinas del cenobio o convento Basilio del Santo Niño de Belén.

Riomalo de Abajo

Estas dos alquerías, con tanta historia a sus espaldas, serán las que acogerán este año a una nueva edición del Carnaval Jurdano, que se celebrará el día 14 de febrero, en la jornada del “Sábado Gordu del Antruejo”.  Gervasio Martín Gómez, como alcalde de vara del concejo de Caminomorisco, hace una sonora llamada a los habitantes de la comarca y a los de otras tierras allende las fronteras jurdanas, a fin de que se alleguen en tal día y se unan a la algazara carnavalesca, cantando, bailando, brincando, comiendo a dos carrillos, bebiendo como cosacos, zarandeando sus cencerros para espantar los males del invierno y siendo, en definitiva, arte y parte de las alocadas carnestolendas.  Y como coincide con el Día de los Enamorados, también se concede licencia para que cada cual se entregue a los amorosos brazos del primero o la primera que se tope en el camino.  El Carnaval Jurdano siempre se distinguió por su carácter transgresor, libertino y libertario.  Hay que aguantar lo que venga y lo que a cada uno le echen, que bien dicen por las tierras jurdanas que “en loh antruéjuh, hahta al méhmu rey lo cuergan pol el pehcuezu”.

Publicado: 9 febrero 2015

 

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