¿A quién no le ha sucedido alguna vez acordarse de repente de un detalle del pasado, de un nombre, de una cara, de un aroma, de una canción, del nombre de un lugar que solíamos frecuentar en cierta época y que creíamos borrado para siempre? Son recuerdos anárquicos, caprichosos, que nos asaltan cuando menos lo esperamos y que tienen una frágil consistencia, pues a poco que intentemos escarbar, que intentemos situarlos en un contexto, responder ciertos porqués o ampliar la perspectiva tratando de averiguar qué pasó antes, qué pasó después, comienzan a difuminarse, a ser puestos en duda, a hundirse de nuevo, hasta otra ocasión, quizá para siempre, en las enredosas brumas del olvido.
Sin embargo, sabemos que son hechos ciertos, que ocurrieron. Es más, tengo la casi absoluta certeza de que esos recuerdos fugaces, huidizos, son, paradójicamente, los más auténticos, los más verdaderos, los más objetivos, de que son recuerdo virgen, en estado puro, y de que su fragilidad se debe a que, en un determinado momento, por la razón que fuera, fueron apartados de esa narrativa en constante reelaboración, constantemente revisada hasta hacerla encajar como las piezas de un puzle, que integra, a fin de cuentas, nuestra memoria, y que, por esa razón, cualquiera que fuese, acabaron siendo pasto del olvido.
Pues bien, en este ámbito incierto, nebuloso, en las vagas fronteras del recuerdo y el olvido ha construido todo su universo narrativo el último Premio Nobel de Literatura, el escritor francés Patrick Modiano. Yo, en realidad, recomendaría casi cualquiera de sus libros, hermosos, conmovedores, especialmente Un pedigrí, Dora Bruder, En el café de la juventud perdida o la Calle de las tiendas oscuras, pero hoy les voy a hablar de La hierba de las noches, su última novela publicada en España. La hierba de las noches transcurre en el París de los años sesenta, entre Montparnasse, la Ciudad Universitaria y otros enclaves de la Rive gauche, y en esta ocasión son las notas de un viejo cuaderno de pastas negras y un sucinto expediente policial, rescatado de manera fortuita al cabo del tiempo, las que ayudan al narrador, Jean -quizá el propio Modiano, quizá un alter ego-, a tirar del hilo del recuerdo y rescatar del olvido su relación con Dannie, una mujer misteriosa y esquiva, bajo pseudónimo, presuntamente implicada implicada en la muerte de un hombre.
La hierba de las noches es, como muchas otras obras, un canto a la fragilidad, no ya de la memoria, mas de cuando nos rodea, y es, de paso, una ocasión extraordinaria para sumergirse en la obra de este merecidísimo premio Nobel de Literatura o, si ya lo conocen, reencontrarse con él.
Yo, para que se animen, les dejo, como gancho, el texto de la contraportada.
“’¿Qué dirías si yo hubiese matado a alguien?’
Creí que me tomaba el pelo, o que me había hecho esa pregunta por las novelas policiacas que solía leer. De hecho eran su única lectura. Puede que en una de esas novelas una mujer le hubiera hecho la misma pregunta a su novio.
‘¿Que qué diría? Nada.’”
La hierba de las noches
Patrick Modiano
Editorial Anagrama
14,90 euros
Disponible en la Biblioteca Municipal de Plasencia