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Por los viejos caminos de la guerrilla antifranquista

A los amantes del senderismo histórico les vendría más que bien el patearse ciertos parajes del norte cacereño, por donde el maquis o guerrilla antifranquista fue dejando señeras huellas. Los emboscados o huidos al monte, con los ojos enfebrecidos de ilusión y esperanza revolucionarias, se enfrentaban a toda una maquinaria y parafernalia dictatorial, sanguinaria y represiva, surgida de la terrible victoria de unos espadones y sus milicias fascistas en una guerra que ellos urdieron contra el legítimo gobierno de la II República.  Corrían los años 40 del pasado siglo y eran tiempos calamitosos.  Los guerrilleros, mimetizados con las fragosas sierras, suponen toda una épica pagina de la historia española.

Vista parcial del pueblo de Santibáñez el Bajo (Foto  F.B.G.)
Vista parcial del pueblo de Santibáñez el Bajo (Foto F.B.G.)

Si el senderista que gusta de recrearse, interiorizar y vivir la historia de los lugares que recorre, impregnada muchas veces de singulares episodios intrahistóricos, se acerca por los campos de Santibáñez el Bajo, en la comarca de Tierras de Granadilla, puede recorrer el cordel de merinas que, viniendo desde la localidad de Montehermoso, atraviesa la Rivera del Bronco y sale a los asfaltos de la carretera de Valdeobispo. Terrenos agrios, donde las tolmeras graníticas y las centenarias encinas son parte esencial del paisaje. Viejos molinos harineros, abandonados ya, a una y otra orilla de la Rivera. Casetas y “múruh” (chozos redondos de piedra, con falsa bóveda) recuerdan otras formas de vida, que periclitaron con el devenir de los tiempos.

Por aquí anduvo la partida guerrillera que capitaneaba Pedro José Marquino Monje, conocido por “El Francés” y donde se encontraba el legendario maquis Gerardo Antón Garrido (“Pinto”, por nombre de guerra), de la cercana localidad de Aceituna.  Se contaba que algunos huerteros, como Primitivo Cabezalí Domínguez, eran enlaces de la guerrilla.  En una finca de este vecino de Santibáñez el Bajo, por los retirados parajes de “La Güerta de San Pedru”, parece ser que se estuvieron comiendo un borrego a principios de agosto de

Casetas como estas sirvieron de refugio al maquis (Foto: F.B.G.)
Casetas como estas sirvieron de refugio al maquis (Foto: F.B.G.)

1946 varios miembros de la partida de Celestino Martín Pérez, alias “Compadre”, del pueblo de Descargamaría.  El día 8 de ese mes y de ese año cayeron abatidos al sitio de “Canchales de Ramos”, al ser delatados por un guardia civil de la contrapartida, que se había hecho pasar por un maquis.  Fueron enterrados en una fosa común y anónima en el cementerio de Pozuelo de Zarzón. Entre los asesinados figuraban Desidero Iglesias Puertas, “Amable”, carpintero de Santacruz de Paniagua, y el enlace de Pozuelo Silverio Plaza Rodríguez, “Dispuesto”.  La guerrilla contaba con otros enlaces en Santibáñez el Bajo, como los hermanos a los que llamaban “Loh Zapaterínih”.

Las Maestras de la República

Quien sabe mucho sobre estos perdidos senderos y las andanzas de la guerrilla antifranquista es Fernando Ayala Vicente, doctor en Filosofía y Letras, escritor, muy ligado al tema de la Memoria Histórica, analista político, columnista en algunos periódicos y con varios galardones en su haber. Hace escasos días, estuvo en Santibáñez el Bajo, a fin de proyectar a los vecinos el documental “Maestras de la República”, producido por FETE-UGT y que el pasado año fue galardonado con un “Goya”.

Fernando Ayala en la exposición de “Maestras de la República” (Foto Cortesía de Foro Republicano)
Fernando Ayala en la exposición de “Maestras de la República” (Foto Cortesía de Foro Republicano)

Después de la presentación inicial, se proyectó la película y, posteriormente, Fernando realizó una exposición de contenidos y analizó el contexto histórico de aquel tiempo.  Vino, finalmente, el animado coloquio. El local se llenó de gente, entre ella un nutrido grupo de jóvenes, y Fernando Ayala escuchó de los labios de los vecinos las más sinceras gracias por lo mucho y bueno que le habían transmitido el documental y sus palabras.

Buen tempero ahora, en el otoño, cuando se fueron los calores del estío, para recorrer cañadas y cordeles, veredas y trochas, de estos términos de Santibáñez el Bajo, en Tierras de Granadilla, donde hasta es posible que cualquier correcaminos pueda toparse con un viejo pastor que le recreará los oídos con la historias que se cuentan sobre el maquis y de las que él pudo haber sido testigo en sus años de mozalbete.

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