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Realismo Limpio

“Entiendo que el medio cuento que falta es el que crea cada lector después de haber llegado a la última página”, afirma el placentino Javier Morales Ortiz en la nota con la que trata de explicar el título, de resonancias fellinianas, de su último libro de relatos, “Ocho cuentos y medio”.

Ateniéndonos a esta lógica, podríamos decir que Javier lleva publicados, hasta la fecha, cuatro libros y medio: una novela, “Pequeñas biografías por encargo”, y tres libros de relatos, “La despedida”, “Lisboa” y estos últimos “Ocho cuentos y medio”. El medio libro que falta sería, pues, el compendio de los hipotéticos relatos que los lectores de Javier habríamos trenzado al terminar de leer sus cuentos o su novela, algo perfectamente verosímil, ya que sus narraciones tienden a dejarnos con la miel en los labios, a abandonarnos en el momento preliminar –o, como mucho, liminar– de algo, no sabemos si algo grande o pequeño, pero sí, con toda probabilidad, crucial en la vida de sus atribulados personajes, gente, por otra parte, común, como nosotros, sus lectores.

“Ocho cuentos y medio” trata, fundamentalmente, de relaciones humanas, relaciones entre amantes, entre amigos, entre desconocidos, y lo hace fijando la atención del lector en episodios aparentemente menores, triviales, cotidianos, pero cuyas reverberaciones, cuyas consecuencias para el futuro de sus protagonistas, tienden a trascender las estrechas fronteras de la anécdota.

Por esa atención hacia lo trivial y cotidiano, por su predilección por los finales abiertos, por su forma desnuda y contenida de contarnos las cosas, quizá podríamos adscribir la narrativa de Javier Morales dentro de la línea del llamado “realismo sucio”. Sin embargo, en los relatos de Javier la suciedad queda circunscrita a ciertos escenarios más o menos sórdidos, como el semisótano donde vive Gladys, la protagonista de “Más allá de la caverna”, o el piso inundado de olores de taller mecánico de Robe, uno de los personajes de “Mosquitos”, al tufo a agua estancada que emana de algunas relaciones de pareja sobre las que centra sus relatos y al aire contaminado de la gran ciudad donde transcurren algunas de sus historias, porque otras tantas, como ya sucedía en sus anteriores libros, suceden en un entorno rural, en la proximidad de una naturaleza a veces triste, pero siempre hermosa.

Además, sus personajes tienden a ser bondadosos, incluso cándidos, y él los trata con ternura, muchas veces con piedad, contándonos sus desventuras con una prosa limpia y clara, y todo ello hace que el adjetivo “sucio” nos rechine un poco, que parezca no encajar del todo con su forma de narrar, y nos lleva a preguntarnos si el de autores como Javier Morales no será, después de todo, una suerte de “realismo limpio”… No estoy muy seguro, la verdad. Leed vosotros estos “Ocho cuentos y medios” de Javier Morales Ortiz y decidme qué os parece.

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Fotografía de Librería Rafael Alberti

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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 Publicado: 15 agosto 2014

 

 

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