Si existe hoy en día un lenguaje potente, directo y eficaz, ése es el lenguaje publicitario. Es normal que así sea, pues su objetivo último no es sólo informar al receptor del mensaje, sino encantarlo, seducirlo, enajenarlo para que consuma incluso aquello que en la vida hubiera imaginado llegar a comprar, y para ello, junto con la imagen –cuyo peso en estos ámbitos cada es vez mayor, desde luego–, la palabra sigue teniendo un papel fundamental. Pues bien, en Desencuentos, Chelo Sierra, que como redactora y directora creativa en diversas agencias ha dado a luz algunas de las campañas publicitarias más célebres de este país, pone en juego todas sus sabias herramientas lingüísticas de seducción para contarnos diez atractivas historias de desencuentros, de –como dice el texto de la contraportada– «encuentros fallidos con el amor, con el pasado, con el destino, con la suerte… con la vida», historias atravesadas por la amargura en las que no faltan –y que no falten– deliciosos toques de ironía. Sin embargo, pese a lo que pueda parecer, la cosa va más allá del mero slogan (aunque el título, ingenioso, algo tiene de ello), del spot (aunque «El camarero», el más corto de los relatos, recuerda por su brevedad, por su sutileza, por la potencia de sus imágenes, a los anuncios televisivos), o, saliéndonos del ámbito de la publicidad, del microrrelato, género que protagonizó su anterior libro, el muy recomendable El síndrome de Peter Pan. En Desencuentos Chelo Sierra da el salto al relato, sin prefijos ni sufijos, y demuestra moverse en él como pez en el agua, saltando con destreza de la primera a la tercera persona o jugueteando sin complejos con los tiempos narrativos y demostrando en todo momento una sorprendente habilidad para enganchar al lector. Las de Desencuentros son historias protagonizadas por mujeres, como nos adelanta la sugerente portada del libro, yo diría que sin excepción, porque incluso en «Mujer, detalle uno» y «Las palabras guardadas», cuentos narrados por una voz masculina, el papel de las mujeres, de la mujer, es mucho más que secundario y se impone con creces sobre la simpleza de sus compañeros, los narradores y personajes masculinos. Si tuviera que elegir uno de los relatos de Desencuentos, sin duda me quedaría con «La última bolsa de pipas», una conmovedora evocación de la pérdida de la inocencia, aunque conviene no olvidarse de otros muy interesantes, como «Salsa verde» o «Macarrones», títulos sabrosos, estimulantes, capaces de despertar de inmediato el apetito y las ganas de leer más. En cualquier caso, lo mejor es que sean ustedes quienes los lean y elijan su favorito. Háganlo, estoy convencido de que no resultarán decepcionados.
Chelo Sierra
Ediciones Torremozas
11 euros
Publicado el 20 de junio de 2014
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