La antigua calzada romana de la Vía de la Plata recibe un goteo de peregrinos durante todo el año. Pero es en la época estival, con la llegada de la primavera y el buen tiempo, cuando el número de caminantes aumenta de manera considerable. Muchos de ellos ciudadanos extranjeros, de otros rincones de Europa, que eligen la ruta jacobea de la Vía de la Plata para desembocar en Santiago de Compostela.
El Valle del Alagón se ha convertido en parada y fonda para muchos de estos viandantes. Grimaldo, Riolobos, Aldehuela del Jerte, Galisteo o Carcaboso se han acostumbrado a verlos llegar en el ocaso del día. Cansados, sudorosos, curtidos por el sol extremeño y cubiertos de polvo. A pie o en bicicleta demandan una ducha, un buen tentempié para reponer fuerzas y una mullida cama que les permita descansar para continuar al día siguiente camino de Cáparra y hacia las cumbres del Valle del Ambroz, dejando atrás los extremos del Duero.
El trasiego de peregrinos ha provocado incluso que surjan negocios de hostelería para cumplir con esta demanda, como ha sido el caso de los albergues municipales puestos en marcha por los ayuntamientos de Galisteo y de Carcaboso. Pero también la iniciativa privada se ha subido al carro con precios especiales para los peregrinos: la Casa Rural La Posada de Grimaldo, la Casa Rural Abuelo Maxi y el camping Las Catalinas de Riolobos, el albergue El Trillo de Galisteo o el albergue turístico de peregrinos de la Señora Elena en Carcaboso.
Paisajes de dehesa, arroyos, las vegas del río y el canal de riego acompañan a los transeúntes en su discurrir por nuestra comarca. A pesar de estar en tierras del Alagón, es el río Jerte el que guía a los caminantes entre Galisteo y Carcaboso.
Otra manera de hacer turismo, una visión diferente de lo que ver y disfrutar en los pueblos cacereños: la muralla almohade y la iglesia de nuestra señora de la Asunción de Galisteo y los antiguos miliarios romanos a las puertas de la iglesia de Santiago Apóstol de Carcaboso son parada obligada.
Junio 13, 2014