Transcripción del audio “Una mirada al arte contemporáneo en Extremadura”, dirigido a estudiantes de español).
En una Extremadura habitualmente más asociada al turismo cultural y de naturaleza, el arte contemporáneo es un recurso turístico que no deja de crecer, tanto en entornos urbanos como rurales, en espacios cerrados y a cielo abierto.
El arte contemporáneo en Extremadura, sale de los museos para transformar sus pueblos en auténticos lienzos al aire libre. El ejemplo más popular son las fachadas de uralita de Piornal, hasta 11 murales en un auténtico museo al fresco, al que han dado vida alumnos de la Universidad de Bellas Artes de Sevilla. Las fachadas con vida de Sierra de Gata se han sumado a este movimiento, a través del proyecto Agua Dulce de arte mural. En la misma línea están los trampantojos de Romangordo, realizados por artistas extremeños del Colectivo Muro y alumnos de Bellas Artes de Madrid.
El arte contemporáneo en la calle es un reclamo cultural que puede convertirse en un auténtico acicate para atraer turismo a los pueblos. Es también el caso de los talleres de artistas que ponen a prueba su talento en Cáceres Abierto.
En el panorama de espacios artísticos contemporáneos los hay con nombre propio:
La Fundación Helga de Alvear ocupa La Casa Grande de Cáceres y atesora obras de la colección privada más importante de arte contemporáneo internacional de España
El Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo es una cárcel convertida en museo donde se evidencia su clara voluntad modernista y modernizadora.
La Casa Spínola de Azuaga es el Museo de Arte Contemporáneo que muestra un compendio de casi 200 obras donadas por diferentes artistas de primer orden y diversas tendencias
El Museo Vostell convierte a Malpartida de Cáceres en protagonista del movimiento vanguardista Fluxus sin estadios intermedios. Las obras de Vostell y el resto de artistas se han perpetuado en ese paisaje rocoso y prehistórico.
La Fundación VanderLinde en Montánchez alberga un tesoro artístico promovida por el pintor holandés Alwin Van der Linde. Un escenario en el que se ha podido contemplar realismo pictórico, imaginería o arte figurativo
