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Descubre el legendario “Carnaval Jurdano” de Azabal

Por fin, después de un parto con fórceps y con cesárea, ya se sabe dónde se  llevará a cabo una edición más de estas carnestolendas que han convertido a Las Hurdes en todo un referente de esas fiestas que suponen toda una renovación cíclica, tras una inmersión por la locura desatada.  Y este año más que nunca, ya que ha sido aprobada la Memoria para declarar a este carnaval como Fiesta de Interés Turístico.

"Rejuiju" de "La Cricona", en la era de la alquería de Horcajo.  Carnaval JURDAU, 2016 (Foto: Rodríguez)
“Rejuiju” de “La Cricona”, en la era de la alquería de Horcajo.  Carnaval JURDAU, 2016 (Foto: Rodríguez)

Ya solo queda el visto bueno por parte de la comisión técnica de la Junta de Extremadura, que se llevará a cabo el “Sábadu Gordu del Antrueju” (25 de febrero), cuando las “corróbrah” (cuadrillas) de los “rejuíjuh” (escenificaciones carnavaleras) desborden el pueblo de Azabal por sus cuatro costados y conviertan el lugar en una apoteósica desorganización organizada.  “¡Este año más que nunca!”, como bien repite el alcalde de Azabal, Isidro Alonso Herrero, que está dispuesto a partirse el pecho y lo que haga falta, con tal de llevar la nave de los locos, heterodoxos y heréticos a buen puerto.

Zambomberas acompañando al "Rey del Antrueju", en el Carnaval Jurdanu en la alquería de Arrolobos (Foto: F.B.G.)
Zambomberas acompañando al “Rey del Antrueju”, en el Carnaval Jurdanu en la alquería de Arrolobos (Foto: F.B.G.)

Los “entruéjuh”, tal y como se refieren las voces antañonas al Carnaval Jurdanu, no se origina en aldea alguna de la comarca, como erróneamente aparece en diversas páginas.  Estas antiquísimas y ruralizadas carnestolendas se pierden, al igual que la tierra de Las Hurdes, en la noche de los tiempos.  Son un heterodoxo compendio amasado a lo largo de los siglos (o tal vez, milenios), con el nunca han podido los anatemas y las dictaduras.  Ni siquiera el oscuro y oprobioso régimen totalitario que precedió a nuestra actual democracia logró, pese a sus terribles prohibiciones, acabar con los aires libertarios, transgresores, transversales, irreverentes e iconoclastas de esta fiesta que, en aquellos años, se refugiaba en las recogidas aldeas de la montaña, camufladas entre sus pizarras y sus brezos.

El gran amigo "Badul" (José Bautista Crespo), que fue "Rey del Antrueju" en el Carnaval Jurdanu de su pueblo, Martilandrán, llora ante la quema de "El Morcillu", que pone fin a la fiesta. Lamentablemente, Badul se nos fue para el reino de la Nada el pasado junio, casi sin esperarlo. Descanse en paz. (Foto: Jesús Domínguez)
El gran amigo “Badul” (José Bautista Crespo), que fue “Rey del Antrueju” en el Carnaval Jurdanu de su pueblo, Martilandrán, llora ante la quema de “El Morcillu”, que pone fin a la fiesta. Lamentablemente, Badul se nos fue para el reino de la Nada el pasado junio, casi sin esperarlo. Descanse en paz. (Foto: Jesús Domínguez)

El Carnaval Jurdanu es el eco ancestral que ha venido rebotando de cordillera en cordillera durante muchísimas lunas; una herencia legada por los antepasados y donde están presentes ritos y mitos que, rascando en sus raíces, nos pueden remontar a tiempos lejanísimos, ya fueren de nuestros calcolíticos de la Prehistoria (sus huellas permanecen en todos los concejos de la comarca), de las “fiestas de los locos” de épocas prerromanas y romanas o de nebulosas tradiciones de la Alta Edad Media.  La dualidad muerte-resurrección está presente en “rejuíjuh” (escenificaciones) como los de la “Tía Rechonchona” o “La Osa de El Cabezu”.  Alguien debe morir para que otros nazcan y, así, continuar el ritmo cósmico de la vida.  Ha de fenecer el invierno y resucitar la primavera.  Por ello, se espantan los males de la estación fría a golpe de cencerro y del aporreo de los tamboriles.  Ritos fertilizadores o genésicos, como los de “La Cricona” o “Loh Araórih del Rozu”, donde la sexualidad y la sensualidad emiten susurrantes gemidos.

O aquel otro de “El Toru Bardinu”, el que con sus cuernos levanta las sayas de las mozas.  Mitos como el del “Machu Lanú”, que abre los pasacalles carnavaleros y que viene a ser una sarcástica animalización del personaje que lo representa (se ironizan a los seres legendarios y monstruosos que habitan en las espesuras de los montes porque se les teme).

 "La Obíhpa Jurdana" y "El Arruverdi", personajes del "Carnaval Jurdanu" (Foto: J.I.S.)
“La Obíhpa Jurdana” y “El Arruverdi”, personajes del “Carnaval Jurdanu” (Foto: J.I.S.)

Vuelta al completo de la pirámide social: el más pobre e infeliz de la aldea es nombrado “Rey del Antrueju”, y el más libertino se convierte en el “Obíhpu Jurdanu”.  Arcaizantes mitologías que se engarzan con cosmogonías y teogonías del fabuloso origen de Las Hurdes, cuyo máximo representante es “El Morcillu”, al que apalearán, ahorcarán y quemarán los hombres, suscitando el llanto y la desesperación de las mujeres.  “Carantóñah” con mucho campanillo y muchas pieles por indumentaria, con caretas artesanales y manos y rostros tiznados. “Aquel que no s,encarantoña, no comi de la olla”, gritan a voces los “Diabrílluh”, las “Mózah del Guinaldu” y los “Tíuh de la Paja”, pinchando con sus horcas de palo o arrojando “repegúñuh”, paja y salvado a quienes solo están de mirones y no se meten en harina.

En suma, toda una catarsis colectiva, donde el mucho comer y el mucho beber, el mucho cantar, bailar y retozar aboca a los que participan activamente en esta esperpéntica fiesta a caer en trance y resurgir luego, cual Ave Fénix, para continuar en su lucha por la vida.  Una histriónica fiesta donde nadie es más que nadie y en la que los espectadores debe aguantar carros y carretas, que bien dicen los jurdanos que “POL CARNAVAL, TODU PASA, Y EL QUE NO EHTÉ A GUHTU, QUE SE QUEDI EN CASA”.

Tamborileros, "La Mona", "El Morcillu" y otros personajes del Carnaval Jurdanu bajan de la montaña en el concejo de Nuñomoral (Foto: F.B.G.)
Tamborileros, “La Mona”, “El Morcillu” y otros personajes del Carnaval Jurdanu bajan de la montaña en el concejo de Nuñomoral (Foto: F.B.G.)
Panorámica del pueblo de Azabal ("Fotoanónima")
Panorámica del pueblo de Azabal (“Fotoanónima”)

Publicado, 2 de febrero de 2017

2 comentarios
  1. Bien sabe dios que no lo digo como amigo, sino por justo reconocimiento a la labor que Félix Barroso hace de esa tierra extraordinaria. En cada pueblo, no debería tener una calle o una plaza si no un monumento. Te lo mereces, amigo.

  2. Amigo Félix: Admiro la labor de divulgación que llevas a cabo sobre la mágica tierra que nos vio nacer, los mitos, las presuntas leyendas y viejas costumbres tan arraigadas en la comarca y tu personal estilo.
    Llevo bastantes años investigando las raíces reales de tan peculiar patrimonio cultural y creo que te puede asombrar el resultado alcanzado.
    No sé si te puedo aportar las pruebas en el sitio, por lo que te invito a entrar en la página que te dejo a continuación: elblogdechurruca.es
    Espero te sirva de orientación.
    Un abrazo.
    Vidal.

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